En un giro que ha dejado perplejos a los críticos y ha enloquecido a sus fans, Meghan Markle ha vuelto a dar de qué hablar. Esta vez, no se trata de declaraciones explosivas ni de su tensa relación con la corona británica, sino de su reciente incursión en el universo gourmet de alta gama. La exactriz y ahora empresaria ha logrado un hito comercial con su nueva línea ‘As Ever’, una línea de productos gastronómicos exclusivos que incluye desde miel silvestre con nido de abeja hasta mermeladas de frambuesa y mezclas herbales de té. Y lo más sorprendente: todo se agotó en apenas 30 minutos.
La expectación fue tal que el primer lote, vendido solo en Estados Unidos, desapareció de las estanterías virtuales en media hora. ¿El precio? Nada módico: 28 dólares por un frasco de miel, 14 dólares por la mermelada, 15 dólares por unas virutas florales, 14 dólares por simples galletas y crepes y hasta 12 dólares por una mezcla de té de hierbas. A pesar de ello, el fenómeno As Ever ha demostrado que el nombre Meghan Markle vende, y mucho.
Una estrategia de escasez calculada y un guiño al lujo consciente
Fuentes cercanas al entorno de la duquesa revelaron que la disponibilidad limitada fue intencional, con el objetivo de alimentar la urgencia entre los consumidores. Una táctica clásica de los grandes imperios de moda y estilo de vida, ahora replicada por la exactriz de Suits en su debut culinario. El impacto fue inmediato: las redes sociales colapsaron y se formaron listas de espera para adquirir los productos, que ya tienen el cartel de "sold out". Pero Meghan no se conforma con vender: quiere emocionar. En su boletín oficial, describió la mermelada como una especie de cápsula del tiempo, presentada en un frasco reutilizable para guardar “notas de amor o tesoros especiales”. Un detalle cuidado que apunta a un público exigente y nostálgico, pero también consciente del diseño y la sostenibilidad.
Netflix, realeza y rivalidades: ¿el dulce contraataque a Carlos III?
El momento del lanzamiento no ha sido casual. Tras el estreno de su serie culinaria en Netflix, With Love, Meghan, este emprendimiento representa la expansión natural de su “imperio del estilo de vida elevado”. Sin embargo, lo que ha encendido las alarmas en Buckingham no ha sido el éxito comercial, sino el contenido simbólico de sus productos. Meghan aspira a rivalizar con Highgrove Shop, la marca orgánica del rey Carlos III, que desde hace años comercializa su famosa mermelada de fresa con fines benéficos.
A diferencia del monarca, cuyas ganancias se destinan a la caridad, las ventas de la esposa del príncipe Harry engrosarán directamente su patrimonio personal. Una jugada que ha sido duramente criticada por quienes consideran que la duquesa está más interesada en monetizar su imagen que en contribuir a causas sociales. Pero para otros, esto representa un acto de independencia y empoderamiento frente a una institución que nunca la aceptó del todo.
Y aunque algunos detractores tachan su proyecto de frívolo o comercial, los números no mienten: en tiempos donde lo cotidiano se vuelve viral, Meghan Markle ha logrado transformar una mermelada en un símbolo de éxito. Así, entre aromas de frambuesa y trazas de miel silvestre, la ex actriz se reafirma como una figura que, guste o no, sabe cómo convertirlo todo —incluso un desayuno— en oro.