Hay una regla no escrita cuando se viste un hombre o una mujer que es muy clara: no combines estampados arriba y abajo de tu vestido. Pues una royal como la noruega Mette-Marit no se la sabe. En Noruega se ponen las manos en la cabeza con el último outfit de la princesa consorte. Va hecha un cuadro, casi como el vestido de pajarraco que usó Victoria Federica en un evento en octubre. Pero este de Mette-Marit es peor, atentos a lo que se ha puesto la mujer de Haakon de Noruega:
Crown Prince Haakon and Crown Princess Mette - Marit attended a literary talk at the ambassador's residence in London.
— ChristinZ (@ChristinsQueens) March 1, 2023
📸 Stuart C. Wilson // Getty Images pic.twitter.com/411cUSG2Hw
Sí, un vestido muy cutre con doble estampado. Lo ha hecho con la mejor de sus intenciones, pero no ha acertado en absoluto. Expertas en moda como Carmen Lomana o Natalia Ferviú alucinarían al verlo. De la firma Lisou, este vestido está, según Vanitatis, formado por una falda anaranjada de talle alto realizada en Jacquard de seda con estampado en color azul formando flores. Su precio es doble: la mala prensa de la que goza y 235 pavos. Los noruegos se hacen cruces... y los británicos también.
Y es que este vestido no ha sido usado en vano. Mette-Marit, madre de Sverre, Ingrid y Marius, ha visitado Londres junto a Haakon. Mañana tienen una reunión con Sus Altezas Reales los Príncipes Guillermo y Catalina de Gales y han querido aprovechar el viaje para cerrar otros compromisos oficiales con los habitantes de Inglaterra. La pareja ha asistido a una charla literaria que se ha llevado a cabo en la residencia del embajador de Noruega en el Reino Unido. Antes de acabar el acto, la princesa ha clausurado el evento con un aplaudido discurso en el que no ha tenido escapatoria, pues no había ningún atril que tapase el espanto de falda que llevaba puesta. De miedo.
Se cuida mucho
Mette-Marit es el Rafa Nadal del mundo royal. La princesa de Noruega se cuida mucho y mira con lupa su calendario: sus apariciones reales no son en vano. No puede llevar la vida que lleva, por ejemplo, Letizia, ni tampoco la de Camilla Parker-Bowles. Estas dos reinas consortes están todo el día en actos protocolarios, viajes de Estado o recepciones reales. Poco rato queda para ellas para que estén tranquilas en sus respectivos palacios reales, Zarzuela y Buckingham. El Palacio Real de Oslo, en cambio, sí que es muy habituado por Mette-Marit, la cual tiene que descansar debido a la fibrosis pulmonar crónica que padece desde el pasado 2018. Hace apenas una o dos apariciones públicas al mes, siendo esta de Londres la tercera del 2023. Las otras dos fueron en el funeral de Constantino de Grecia -donde coincidió con la despampanante Irene Urdangarin- y en la propia ciudad de Oslo, donde asistió a un servicio religioso dedicado a las víctimas de la guerra de Ucrania.