Charlène de Mónaco vivió su infancia y juventud abocada a su más grande pasión durante muchos años, el deporte. La princesa fue campeona olímpica y una gran nadadora. De hecho, fue en unos juegos olímpicos que conoció a Alberto de Mónaco, su actual esposo y con quien su vida tomó un giro inesperado hacia la vida de la realeza. En un reciente artículo publicado por Vanity Fair Italia, se ha destacado que Charlène de Mónaco, en sus 46 primaveras está feliz con la vida que tiene ahora y tranquila con la decisión que tomó en su momento de abandonar la vida tan exigente de las competiciones para dedicarse a una vida al cuidado de sus hijos y los deberes propios de la familia real.

A su edad, confiesa que ha disminuido su intensidad en el entrenamiento deportivo. Ahora camina y va en bicicleta, pero nada queda de ese pasado en el que se sobre exigía para poder alcanzar las metas olímpicas que la llevaron a ganar tres medallas de oro y una de plata en los Juegos Panafricanos de Johannesburgo en 1999, tres medallas de oro en el mundial de natación del 2002, y en 2007, una medalla de plata adelante en los Juegos de la Commonwealth.

Charlène admite que no es la misma de antes

La ex nadadora profesional, quien ha sido conocida no solo por su papel en la familia real, sino también por su dedicación al deporte acuático, ha adaptado sus rutinas de entrenamiento debido a su salud, a la edad y las exigencias de su vida como madre y miembro de la realeza. “Ya no practico con tanta intensidad como solía. Cuando era joven entrenaba muy duro, me exigía mucho físicamente. Hoy en día, todo es cuestión de moderación”, dijo Charlène a la revista Gala, recientemente. Al príncipe Alberto lo conoció en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 y no fue sino hasta el 2007 que abandonó las competencias estando clasificado para los Juegos Olímpicos de Pekin.

No fue una fácil transición, es una vida diferente

Dejar su carrera y sobre todo el ritmo de vida que llevaba como deportista no fue una fácil decisión, y mucho menos un camino fácil de aceptar, pero según ella misma admite, a su edad ha aprendido a vivir según su cuerpo le permite. “Se me puede hacer bastante difícil porque mi naturaleza es querer batir récords, ganar medallas y superar mis límites, pero ya no puedo hacerlo a mis casi 47 años... mi cuerpo ya no me lo permite. ¡Mi espíritu y mi corazón podrían, pero mi cuerpo dice que no!”.

Su salud, además, se ha visto comprometida desde hace unos años, y aunque ya se encuentra recuperada, vivió una fuerte situación. En 2021, Charlène sufrió una serie de problemas de salud que la obligaron a permanecer fuera de Mónaco por un periodo prolongado. Las complicaciones derivadas de una intervención quirúrgica llevaron a un extenso y complicado proceso de recuperación que la alejó de sus actividades regulares. Tras regresar a Mónaco y retomar sus compromisos, Charlène ha declarado en varias ocasiones que su prioridad es cuidar de su bienestar y el de su familia.

A medida que avanza la edad, la princesa ha optado por mantener un estilo de vida físico que, si bien sigue siendo activo, es menos exigente. En lugar de las intensas sesiones de entrenamiento que caracterizaban su rutina, Charlène se enfoca en actividades más equilibradas y suaves que le permiten conservar su salud y estilo de vida deportista sin sobrecargar su cuerpo. Este cambio no solo refleja una adaptación a las realidades de su vida actual, sino también un compromiso con el autocuidado y la salud mental, elementos esenciales después de las dificultades que ha enfrentado.