El 21 de marzo se celebrará la vista en el TS que tiene que resolver el recurso a la condena por el caso Nóos. Iñaki Urdangarin sabrá si le confirman los más de 6 años de prisión y tiene que ingresar por primera vez en un centro penitenciario. El exduque de Palma pasó el aprieto, durante el juicio celebrado precisamente en Palma, que toda España leyera que firmaba correos electrónicos como "el duque empalmado". El rey Felipe nunca ha entendido cómo su hermana no se ha divorciado de un sospechoso y condenado por corrupción. La infanta Cristina aceptó ser desposeida del título de duquesa y apartada de la Casa Real antes que tener que divorciarse. Exiliada en Suiza, está absuelta por la justicia pero no por los españoles. Los biógrafos aseguran que Cristina de Borbón cae a menudo en el pecado de la soberbia. También escriben que es "pragmática" y la opinión pública no ha entendido por qué se mantiene al lado de su marido. La respuesta la da la mejor experta en Borbones: Pilar Eyre.

En la revista Lecturas escribe lo que En Blau ya publicó, que la infanta y Shakira iban al mismo peluquero del Turó Park de Barcelona. Eyre ha estirado del hilo y explica que el peluquero a menudo se desplazaba a casa de los Urdangarin a arreglarle el cabello a la hermana del Rey y allí se encontró una sorpresa. El estilista explica: "Urdangarín se paseaba en calzoncillos por casa, veía sus músculos y su... uf, no me extraña que la infanta lo mirara cono ojos de carnero degollado".

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El peluquero se fijó en el paquete de Urdangarin paseando semidesnudo por el piso y ahora Eyre ata cabos. La infanta está enganchada a su marido por el sexo. Eyre habla de potencia: "El vigor que Iñaki Urdangarin paseaba por casa ante el peluquero de Cristina, al descubierto". En Blau recupera imágenes del matrimonio en la playa de Bidart, en el sur de Francia, el año 2013 donde el entonces duque de Palma llevaba un traje de baño muy ajustado:

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La última biografía publicada de los Borbones, El rey ante el espejo de Ana Romero, dice: "A la infanta Cristina no le tembló el pulso cuando decidió casarse en apenas seis meses y por absoluto amor, con un balonmanista rubio, alto y guapo. La cosa salió bien y hasta su hermano, que iba para rey, la emuló siete años más tarde, como a ella le gusta recordar". A Cristina no le tembló el pulso y ahora se entiende por qué.