Ginebra hierve de actividad borbónica. Y los protagonistas son dos miembros que, como quien dice, acaban de llegar a la capital suiza. Se trata, en realidad, de retornos: los dos han vivido allí de manera estable. Juan Carlos de Borbón durante la niñez, y Miguel Urdangarin un poco más allá. El revival de Juan Carlos tiene varios motivos: herencia, hartazgo e incluso a problemas de salud por su estropeada movilidad. El segundo caso, el del tercer hijo de los exduques de Palma, tenía motivaciones familiares y supuestos proyectos de ampliación de estudios, tras licenciarse en Biología Marina en el Reino Unido. La realidad, explican fuentes próximas a los Urdangarin, no parece exactamente esta. Y tiene sorpresa desagradable de regalo.
Habrán evidenciado que no hemos mencionado en ningún momento a la infanta Cristina, madre de Miguel, hija del emérito y recientemente divorciada de Iñaki Urdangarin. Y es así porque no ha estado en Ginebra durante estos días: estaba en América Latina, de viaje de cooperación. Un compromiso que coincidía con la estancia de su padre Juan Carlos en la suite presidencial del hotel Des Bergues, a 5000 euros la noche y asistiendo a sesiones de fisioterapia en una clínica para millonarios. Juan Carlos tiene la pierna izquierda inmóvil, tras una infinita retahíla de accidentes, caídas, sopapos, etcétera. En el hotel recibió la visita del nieto. Y cosas de la vida, lo imitaba. Iba con una pierna casi inservible, hecha puré.
Explica 'Vanitatis' que Miguel, en vez de másters y posgrados, optó por hacer un curso de monitor de esquí. Tiene todo la pinta de año sabático, como el de Irene con el carnet de conducir más difícil de la historia y su marcha en Camboya de cooperante. Con la nieve de los Alpes allí al lado, el joven decidió aprovechar el tiempo libre para obtener un título y pasárselo bien. Pues nada más lejos de la realidad, la maldición blanca del abuelo (ha sufrido todo tipo de problemas en la nieve, algunos graves), se ha materializado. Un accidente: "Tiene la rodilla fastidiada". La revista 'Semana' lo retrató en el Four Seasons, efectivamente, caminando con muchas dificultades y con la rodilla inmovilizada. Dicen que no es grave, pero que la lesión es dura: "Podría incluso llevarle a pasar por quirófano. Así pues, su madre, la infanta Cristina, que ha estado de viaje de cooperación, se quedará en Ginebra esta Semana Santa para estar con su hijo, pendiente de la posible operación. Tenía previsto viajar a Abu Dabi pero permanecerá en la ciudad suiza"
La cosa es que Miguel ha perdido el curso y, lo que es más jorobado, se aburre como una ostra en Suiza. Su vida universitaria anterior en el Reino Unido era mucho más entretenida. Ahora está en casa de mamá, lesionado y "sin mucho que hacer". Lo de estudiar y seguir formándose era un cuento cortesano. Quería disfrutar y descansar, pero le ha salido mal. No pasa nada. Que lo digan claramente, que a la familia se estila mucho, eso. Esperemos que mejore, y que se aleje de la leyenda negra (y blanca) de Juan Carlos. La herencia también es esto, amigo.