Miguel Urdangarin, como miembro de una de las familias más visibles de España, ha disfrutado de un estilo de vida acomodado, protegido por la influencia de sus padres y abuelos. Sin embargo, este entorno también contribuyó a una falta de dirección que lo llevó a adoptar hábitos perjudiciales. Tras sufrir una lesión mientras se preparaba como monitor de esquí, decidió tomarse un año sabático en 2024, instalándose en Zarzuela junto a su abuela, la reina emérita Sofía. Este tiempo de inactividad, lejos de ser un período de recuperación, se convirtió en una etapa de desorientación y excesos.

En su tiempo libre, siguiendo los pasos de Irene, que ya se había instalado en Zarzuela previamente tras fracasar en sus estudios en Ginebra y no poder acceder a la prestigiosa universidad de Lausana, Miguel comenzó a frecuentar los bares de Madrid acompañado por un grupo de amigos, jóvenes privilegiados que, como él, llevaban un estilo de vida sin responsabilidades laborales o académicas. Según fuentes cercanas, este círculo de amistades participaba en actividades cuestionables, incluyendo el consumo de sustancias y alcohol en sus salidas nocturnas, que en ocasiones fueron compartidas con Miguel.

Irene y Miguel Urdangarin
Irene y Miguel Urdangarin

Miguel Urdangarin deja atrás su etapa más difícil

Ahora Miguel parece estar enderezando el rumbo de su vida. Ya no frecuenta tan a menudo estas amistades, ayudado por el tratamiento psicológico al que se somete desde hace años como también ha hecho su hermano Juan.  Este proceso no solo lo ha ayudado a comprender sus errores, sino que también le ha brindado herramientas para comenzar a reconstruir su vida.

Actualmente, Miguel ha reducido drásticamente el contacto con su antiguo grupo de amigos y ha adoptado un estilo de vida más saludable, respaldado por el apoyo de su madre y sus abuelos, en especial el rey Juan Carlos I, quien ha sido una figura clave durante su recuperación.

Miguel Urdangarin i Infanta Cristina   Europa Press
Miguel Urdangarin y la infanta Cristina / Europa Press

Mientras tanto, su relación con su novia, Olympia Beracassa, también ha jugado un papel positivo, ya que comparten actividades alejadas de los excesos del pasado. La experiencia de Miguel, aunque dura, ha sido una llamada de atención no solo para él, sino también para su familia, que ahora busca garantizar un entorno más equilibrado para sus miembros más jóvenes.