La paciencia de Letizia se está agotando, pero ahora todo va en su contra porque no tiene ningún poder de decisión. Con la campaña de desprestigio que se ha iniciado contra ella, no le ha quedado más remedio que resignarse a aceptar el rol de reina consorte y dar el protagonismo merecido a Felipe VI como rey de España. Además, tampoco ha podido frenar a los Borbón. Se vengó de ellos excluyéndoles de la corona, pero ahora han vuelto más fuertes que nunca.
En los últimos meses los Borbón se han reunido en todas las celebraciones, algo que enerva la sangre de Letizia y la pone de los nervios al no poder controlar la situación. Se obsesionó con eliminar a los Borbón del foco mediático para que no se vinculase a su hija Leonor con ellos. Es la futura heredera y debe garantizar su trono.
Ahora Letizia debe compartir recinto con los miembros de la familia de Felipe. Mientras que el Pabellón del Príncipe es infranqueable y un sitio totalmente privado, vetado para los Borbón, por lo menos durante su presencia y la de sus hijas, Zarzuela es el centro de acogida de todos ellos.
Miguel e Irene Urdangarin han hecho de Zarzuela su casa
En las últimas semanas los Borbón han visitado Zarzuela en numerosas ocasiones. Victoria Federica hace años que lo tiene como refugio cada vez que sale de fiesta y llega a altas horas de la madrugada a casa, de esta forma se evita discutir con la infanta Elena. La reina Sofía no se entera de su llegada y al día siguiente amanece fresca como una rosa, como si no hubiese pasado nada.
Pero ahora no es la única okupa de la casa. Hace unas semanas se instalaron dos de los hijos de la infanta Cristina, Irene y Miguel Urdangarin. La benjamina de la familia se quedará por Madrid hasta septiembre cuando previsiblemente viajará a Reino Unido para iniciar sus estudios universitarios. Por otro lado, Miguel estará de baja, por ahora indefinida. Se estaba preparando para un curso de entrenador de esquí pero al lesionarse tuvo que despedirse. No podrá volver a intentarlo hasta el año que viene pero parece que sus planes han cambiado.
Miguel Urdangarin parece el niño bueno de la familia, pero es igual de rebelde que el resto de sus hermanos y primos. El joven ha tomado Zarzuela como si fuese su casa. Trae amigos y amigas prácticamente todos los días para no aburrirse. Letizia discute con Felipe por Zarzuela tiene que ser un sitio seguro, no puede entrar y salir todo el mundo cuando le apetezca.