La Familia Real son cinco. Contados con los dedos de una mano: Felipe, su madre octogenaria y su todavía esposa Letizia con las dos hijas Leonor y Sofía que tardarán mucho en tener novio o novia. El resto de inquilinos de Zarzuela son añadidos, invitados que se quedan más de lo debido y que Felipe detesta. Es la sede d ela Jefatura del Estado y Felipe exclama "esto no es un hotel". Ahora se añade una nueva inquilina, la no
La chica se llama Olympia y va vestida mostrando el ombligo y los hombros. Es la primera novia de Miguel, el tímido aspirante a Jacques Cousteau, que estudia Ciencias del Mar en el Reino Unido y ahora ha preferido hacer un curso de monitor de esquí en Suiza hasta que una caída, aunque nunca ha aparecido con muletas ni yeso, le ha hecho dejar Ginebra para instalarse en Zarzuela. Allí, afirma la revista, hace prácticas no remuneradas y vive su primera relación sentimental con un rubia de quien Hola no sabe ni el apellido, solo que es una excompañera de estudios de Miguel con quien ha surgido el amor. No quieren decir que son novios porque la pareja está empezando. La revista no osa decir que son amigos con derecho a roce, como demuestran en la gasolinera dónde bajan del coche para comprar golosinas y se abrazan como si fueran amantes.
La revista Hola explica que se conocen de estudiar juntos en Ginebra, cuando el matrimonio Urdangarin residía en la capital helvética y ahora pasados diez años se han enamorado. Olympia amplía estudios en Madrid, donde hay una importante colonia venezolana, y Miguel ha decidido seguirla hasta la capital española y pueden verse en Zarzuela, donde reside el primo pequeño de Leonor, o en la casa en la montaña del novio de Irene Urdangarin, Juan Urquijo, por el camino de la cual los paparazzis pillaron a la nueva pareja en una parada técnica para reponer gasolina, golosinas y besos. El nido de amor no es solo Zaruzela, lo bastante grande para esconder amantes como Corinna u Olympia, sino en Navalagamella, el municipio madrileño donde iban Miguel y Olympia.
De los cuatro Urdangarin, los dos pequeños, Irene y Miguel, viven en Zarzuela y ya tienen pareja residente en Madrid. Pablo es más honesto y mantiene a su novia en el piso de Pedralbes donde reside en Barcelona, pero Miguel se ha calentado y va de Palacio a la montaña deteniéndose en gasolineras a bajar la pasión. Normal que Felipe se queje amargamente de que el Palacio donde reside el jefe del Estado no es que parezca un hotel. Es que ya parece un motel de carretera.
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