Viajamos ahora a Mónaco, el segundo estado más pequeño de Europa después de Ciudad del Vaticano. El Principado, cuya capital es Montecarlo, también es una de las Casas Reales más polémicas de los últimos tiempos. Inglaterra, España, Dinamarca y Noruega tienen sus líos (de faldas y no), pero la Familia Real monegasca no se queda corta. Y no hablamos precisamente de Charlène, la princesa consorte, ni de Alberto, el príncipe del país. Lo hacemos de los hermanos Casiraghi, Pierre, Andrea y Carlota. Ellos tres son los hijos de Carolina de Mónaco, la actual hermana del Jefe del Estado. Los analizamos uno por uno:
Andrea Casiraghi, el kamikaze
Hijo primogénito de Carolina y su segundo esposo, Stéfano Casiraghi, Andrea tiene ya 38 años. Ahora es educado, gentil y un buen principito, pero en sus tiempos mozos era un perla. Era la pieza del puzzle que le faltaba al Principado de Mónaco para encajar, pues sus delirios de grandeza en Ibiza le pasaban factura a la reputación del seno de la Casa Real de Grimaldi. Andrea, al cual incluso le habían encontrado una modelo española como novia -María Casado-, tenía un problema con los límites. Los de la fuerza y los de velocidad. En 2005, Andrea fue desagradablemente protagonista por una pelea con un paparazzi de la agencia Le Press. El periodista, Stefano Meloni, fue vapuleado por el sobrino de Alberto de Mónaco y los Carabinieri tuvieron que intervenir. Pero Andrea no dejó esto en un incidente aislado: y es que años más tarde fue cazado conduciendo sin documentación y a 200 km/h. Un kamikaze de cajón.
Carlota, peleada con sus ex
Carlota de Mónaco es la única hermana de pura sangre de Andrea y Pierre. Es conocida, entre otras cosas, por sus líos de faldas con sus dos ex novios. Alex Dellal parecía que sería el novio ideal: guapo, inteligente, amable, rico... Lo tenía todo, pero la relación acabó siendo un fiasco. Aunque no tan fiasco como su posterior romance con Gad Elmaleh. Con este, 15 años mayor que ella, tuvo un hijo sin casarse y acabó la cosa como el Rosario de la Aurora. Elmaleh dio la clave: la separación con Carlota era injusta, ya que la princesa le estaba poniendo unas "condiciones draconianas" para ver a su retoño.
Pierre Casiraghi, el Froilán de Mónaco
Si aquí estamos acostumbrados a que Froilán la líe de fiesta en las locas noches madrileñas, en Mónaco están (o han estado) hasta el mismísimo gorro de Pierre. El príncipe ya tiene 35 años, pero sus años de adolescencia y juventud volvieron literalmente loca a la Familia Real monegasca. Rodeado de malas compañías como Stavros Niarchos, el cual se dio a conocer por pagar a un vagabundo para que se dejara rociar con líquido en plena calle, Pierre era un fiera de cuidado. Pero un fiera en el mal sentido de la palabra: 'Míster After' era su apodo porque se le veía cada dos por tres en discotecas y en afters. Incluso una vez terminó en el hospital por culpa de una pelea que tuvo con el empresario Adam Hock con motivo de una botella de vodka valorada en 500€. Surrealista.