Hay una serie de familias reales europeas a las cuales parece que alguien les haya mirado mal, o les haya dedicado un mal de ojos de aquellos que cuesta recuperarse. Por ejemplo, la noruega o la inglesa. Entre los primeros, algún miembro de aquella casa real como Mette-Marit, mujer del príncipe Haakon, que a sus problemas de salud crónicos le ha sumado la polémica por el juicio a su hijo y orden de alejamiento de una mujer. Y entre los británicos, entre los unos y los otros no levantan cabeza, especialmente el príncipe Guillermo, que las ha pasado canutas y por motivos diferentes, especialmente de salud.


Primero, por los cánceres que les diagnosticaron tanto a su padre, el rey Carlos III, como su mujer Kate Middleton. Unas graves enfermedades de las cuales todavía no se han recuperado y que el hijo mayor del monarca trata de asumir como puede. Pero justo ahora que parecía que volvía a levantar la cabeza, ha recibido una noticia tristísima que le ha supuesto un nuevo puñetazo en el corazón, una muerte de alguien a quien estaba muy ligado, muy importante para él y que ha sido una sacudida importante. Porque se acaba de saber que el exguardaespaldas del duque de Cambridge, Graham Craker, acaba de fallecer.

El difunto fue un personaje primordial en la vida de Guillermo, sobre todo cuando este era pequeño, y también por su hermano Enrique. Especialmente, cuando murió su querida y recordada madre, Diana. El profesional, como destaca Lecturas, fue el guardia de seguridad para la familia real británica cuando los dos hermanos eran pequeños. De hecho, durante el funeral en honor a Lady Di, fue él quien los acompañó detrás del coche fúnebre mientras este era trasladado desde el palacio de St. James hasta la abadía de Westminster, donde se celebró el funeral de despedida en su honor. Uno de los momentos más duros de la vida de los dos jóvenes que pudieron pasar un poco menos mal gracias a la intervención, cariño y cuidado de Craker.


Sentado en la parte del delante del coche que llevaba a la princesa, "también se le vio quitando flores del parabrisas junto a los miles de seguidores de Diana que se congregaron a lo largo del camino con gran tristeza". Graham, que se jubiló hace cuatro años después de 35 años a la policía metropolitana, 15 de los cuales como guardaespaldas real, fue tan importante que Enrique lo incluyó en sus memorias: "El conductor va haver d'aturar-se constantment perquè el guardaespatlles pogués sortir i netejar les flors del parabrisa. Al Guillem i a mi ens agradava molt. Sempre li dèiem Crackers. Ens semblava divertidíssim". Crakers, en inglés, quiere decir galletas. Muy querido, como decíamos, especialmente por Guillermo, incluso lo invitó a su boda en el año 2011 y la difunta reina Isabel II lo condecoró como miembro de la Real Orden Victoriana por sus servicios prestados a la familia.

¿Cómo recordaba Craker aquel momento fatídico de la muerte de la madre de dos niños a los cuales adoraba?: "Fue un momento de gran incredulidad y obviamente de un gran dolor. Intentas soportarlo tan bien como puedes, pero te conmueve mucho. Quizás lo más emotivo fue ver a Guillermo al día siguiente por la mañana. Lo vi paseando su perro por fuera, me acerqué y le dije: 'Lamento mucho lo que ha pasado'. Y él con mucha tristeza me lo agradeció'". Una vez jubilado, se hizo voluntario de organizaciones benéficas, donde siguió demostrando su talante, carácter afable y que se hacía de quererr. Descanse en paz.