La vida sentimental de los sobrinos del rey Felipe es pública, popular y conocida. Cada uno de los seis primos Borbón de Leonor ha aparecido en pareja en público y sin esconderse. Desde el mayor Froilán a la más pequeña, Irene. Todos tienen pareja. Froilán vive en Abu Dhabi pero cada vez que viaja a Madrid se encuentra con su novia instagramer Belén Perea, Victoria de Marichalar ha tenido varios novios, el más estable el disc-jockey Jorge Bárcenas. Y los Urdangarín todos están en pareja: Pablo con la estudiante de Medicina catalana Johanna Zott, Miguel con la rica venezolana Olympia Beracasa e Irene con su primo lejano Juan Urquijo. El único que quedaba por emparejar era el hijo mayor de la infanta Cristina: Juan Urdangarin. Hace meses que se está publicando que Juan mantiene una relación con un joven inglés con quien comparte piso en Londres. Esta semana han aparecido juntos en Barcelona protegidos por toda la familia. Han escogido el único momento que saben que las cámaras les gravan con toda tranquilidad semana tras semana: un partido de balonmano de Pablo en Granollers. Allí la infanta Cristina y los tres hermanos varones, Juan, Miguel y Pablo, han dado muestras de complicidad, apoyo y normalidad con el amigo especial de Juan Urdangarin, a quien finalmente EN Blau pone cara. Es este:
El acompañante de Juan es similar a él en edad, aspecto y gestualidad. Es alto, rubio, tímido, reservado y educado. Tiene un gesto que lo define: cuando acaba el partido coge los dos vasos de plástico vacíos, el suyo y el de Juan, y se los lleva para tirarlos a una papelera en lugar de dejarlos en el asiento para que los recojan los servicios de limpieza. Muy educado. Leyendo los labios de las conversaciones que mantiene con la familia queda claro que habla inglés. Su aspecto es del clásico británico. Las fotos muestran a dos amigos íntimos que comparten un rato de recreo con la familia de uno de los dos. La novedad es que es la Familia Real que nunca hasta ahora se había encontrado con una situación así, que conecta directamente con las nuevas generaciones que normalizan cualquier relación de afecto, amor o sexual, sea la que sea. La infanta Cristina no se ha querido mostrar al margen y se fotografía con Juan y su amigo como con el resto de parejas de sus otros hijos.
El vídeo histórico en las gradas de Granollers muestra en todo momento cómo los dos amigos se buscan con la mirada. Normal tratándose de un recién llegado que se siente extraño en un contexto que no es el suyo: la Familia Real. El chico inglés actúa con normalidad pero controlando cualquier exceso de gestualidad: se toca el pelo, se va al lavabo, conversa con los hermanos de Juan, Miguel y Pablo, con el cual exhibe evidentes muestras de complicidad: en un momento dado coge a Pablo Urdangarin por la espalda y le acaricia el hombro mientras Pablo le agarra por la cintura en un gesto familiar, íntimo, a pesar de saber que se trata de un miembro de la Familia Real española. Es evidente que no se acaban de conocer, que hace tiempo que tienen relación y que es una relación muy próxima, íntima. Cristina no se queda atrás y cuando camina para sentarse a su asiento, también acaricia al amigo especial de su hijo mayor, tocándole el hombro en señal pública de confianza complicidad y anunciando a toda España: es como un nuevo miembro de la familia (real):
Finalmente la pareja se dedican un único gesto físico sabiendo que las cámaras lo están grabando todo. El amigo especial de Juan le pone al Borbón la mano en la rodilla sin mirarlo a los ojos. Tanto da si es el novio como si solo es un amigo especial, es un salto cualitativo importantísimo en la imagen pública de la Familia Real. Nunca hasta ahora un Borbón había convivido con tanta normalidad con noticias sobre su novio y había aparecido con unas imágenes tan naturales al lado de un joven acompañante. Y lo más importante, Cristina, la hermana del rey, dando cobertura, afecto y carta de naturalidad a toda la escena y a la relación. Juan ya ha hecho más por la Corona que Felipe y Letizia. Ahora sí, empieza la nueva Zarzuela del s.XXI.