Las fotos de Leonor en bikini en la playa de Montevideo, en Uruguay, todavía pueden dar algunas sorpresas. Hay tanta literatura en torno a estas imágenes que todo el mundo se tiró a los quioscos a consumirlas esperando ver algún detalle. No había topless, ni besos, ni consumía sustancias ilegales. Lo más relevante era un bikini poco favorecedor y su novio que la coge del brazo, la mano o la cintura en todo momento como protegiendo a su amada. Muchos sospechaban que tenía que haber alguna cosa más alguna foto tórrida, pero el paparazzi autor de las imágenes, Emilio, un madrileño de 18 años con formación de detective privado, acaba de reconocer que no hay nada más. Cuando vendió las fotos a Diez minutos no las vendió en exclusiva mundial sino española. Se guardó la opción de revenderlas a las revistas extranjeras que habían mostrado interés pero no por un precio tan alto como el que exigía el paparazzi. Finalmente, han aparecido a la portada de la revista alemana Bunte por un precio más razonable que los 50 mil euros que pagó la revista española, y Emilio se lleva una buena soldada extra. La portada tiene un titular que Diez minutos ni soñó poder poner: HeiBer Flirt in den Wellen: "Coqueteo caliente en las olas":

portada Bunte
portada Bunte

El paparazzi sondeó todo el continente europeo pero solo dos países tienen mercado para rentabilizar el precio de unas fotos caras que no son de su Familia Real: Alemania, que no tiene Corona, y el Reino Unido. Así que el Daily Mail, también las publica. Bunte es más explícito y no las esconde en portada, poniendo al chico sin pixelarle la cara. En cambio Diez minutos pixelaba la cara y los tatuajes de los cinco chicos guardamarinas que la acompañaban. Y la cuenta de Instagram Leonorysofiaaltezasreales pixela el culo de Leonor para no mostrar las nalgas pálidas de la reina del futuro:

El novio y Leonor sin pixelar, Bunte
El novio y Leonor sin pixelar, Bunte

En España Diez minutos titulaba con un neutro "La princesa Leonor se relaja en la playa" y le pixelan el culo. En Alemania titulan "Coqueteo caliente a las olas" y no ponen píxeles ni a los guardamarinas ni al cuerpo de la princesa. Es la diferencia entre tener monarquía o república. Bunte lo tiene claro y en páginas interiores escribe: "No hay espacio para la privacidad. La princesa es observada a cada paso del camino. El mes pasado se reveló que Leonor se enamoró de un compañero soldado a bordo del barco. El día de San Valentín, el barco atracó en Salvador de Bahia, Brasil. En el concierto de la banda "Olodum" en la Praça das Artes durante las celebraciones del carnaval, Leonor parecía estar enamorada del joven de 19 años en cuestión. El joven no se marchó de su lado y había mucha química. Qué bonito, se podría pensar, y ser felices por la princesa. Sin embargo, ¿cuan agradable es realmente una vida de adolescente bajo los ojos constantemente vigilantes del público? Cuando cada coqueteo, cada beso e incluso cada día de vacaciones en la playa se observa, se documenta y se discute públicamente. Por descontado, la vida de Leonor como princesa heredera está asociada a numerosos privilegios, pero también con mucha presión y observación constante". Los cargos tienen sus cargas. En este caso, una carga muy leve para los inmensos privilegios de ser Leonor.

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