No hay día que el rey Federico protagonice un nuevo escándalo. El monarca danés no ha llegado precisamente con buen pie al trono de su país, después de que su madre diera un paso al lado y él haya empezado a ejercer el cargo. Pero es que la cosa, recordarán, viene de lejos, de hace unos meses, cuando estalló todo el affaire Genoveva Casanova. Justo cuándo los reyes Felipe y Letizia les fueron a ver (maravillosa coincidencia), se publicaba una portada demoledora en la prensa del corazón española sobre cómo Federico y Genoveva habían sido pillados paseando como si fueran unos enamorados más, una tarde por el parque del Retiro de Madrid. A partir de aquí, se supieron más elementos de la casuística que utilizaba la parejita, del piso que tiene ella en el centro de Madrid y de las noches que habría pasado allí Federico.
Desde aquello, Casanova ha tratado de esconderse tanto como ha podido, limitando sus apariciones públicas al mínimo imprescindible. Después del terremoto que supuso verla a ella del bracito del monarca danés, vive un via crucis que procura evitar a toda costa. Pero quien no se puede esconder por mucho que lo quiera es su amigo especial, un Federico que por motivos del cargo que tiene, es difícil que se esconda o que salga del foco. De hecho, con él pasa más bien lo contrario, que cada dos por tres vuelve a estar en el foco. Y no precisamente por que sea un ejemplo y tome unas decisiones elogiosas.
Federico se empeña en demostrar que todo va bien, que él y Mary Donaldson son una pareja modélica, que todo ha quedado en una anécdota y que hay que pasar página... Difícilmente, sin embargo, los daneses querrán pasar página de lo que se ha sabido. La penúltima de su rey. Han pasado cinco meses desde que fue proclamado rey, y Federico ha vuelto al centro de la diana de los ciudadanos de su país con una de las últimas decisiones que se han tomado. ¿Cuál?: que se ha aumentado la paguita, su asignación como monarca, tal como apuntan en el medio Ekstra Bladet, y que recoge también en sus páginas la revista Lecturas. Así no nos extraña que Federico sonría como si no ha pasado nada. Y es que verá cómo su economía crecerá exponencialmente: "Si el marido de Mary está más contento estos días, tiene buenas razones. Un aumento salarial de 17,3 millones de coronas danesas (4,5 millones de euros) que se suma a la suma que ya recibía antes de convertirse en el jefe de la corona del país nórdico", han publicado en el citado medio.
Es decir, un aumento de salario por el cual pasará a cobrar anualmente unos 143,8 millones de coronas, unos 37,7 millones de euros. Y el pueblo danés, "enfurecido y harto". De hecho, según una encuesta de otro importante diario de Dinamarca, DR, casi la mitad de los ciudadanos, un 48%, está en "total desacuerdo o mayoritariamente en desacuerdo con esta medida". En cuestiones económicas o patrimoniales, no es la primera vez que Federico sulfura a los daneses, antes ya lo hizo por el alquiler de una casa que tiene en Suiza, una vivienda de lujo pagada con su asignación pública, alquilado por los reyes por una famosa aplicación durante una semana por el módico precio de entre 5.500 y 8.700 euros. Y el pueblo ha dicho basta: "están cansados porque Federico no ha hecho nada importante. El aumento salarial explica que el rey se ha vuelto todavía más codicioso"...
Cuidado porque voces republicanas ya se han alzado: "Este es el momento perfecto para que nosotros, como nación, tomemos un descanso y digamos: 'Oye, ¿es eso lo que realmente queremos'? Para reflexionar sobre qué dirección queremos que vaya el país. Tal como lo hicieron en el Reino Unido. No es mi rey. Tenemos esperanzas y sentimos que, en un número indeterminado de años, con suerte pronto, podremos celebrar una votación sobre este punto. Porque aquello que necesitamos es un jefe de Estado electo".