Desde el pasado 11 de enero, la princesa Leonor se encuentra embarcada en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, un emblema de la Armada Española y escenario habitual de formación para los futuros oficiales navales. Con más de tres meses de travesía, la presencia de la heredera al trono ha sido motivo de múltiples conversaciones a bordo, y no precisamente todas positivas. Los comentarios sobre su día a día, especialmente los relacionados con sus privilegios, han llegado a oídos de los familiares de la tripulación a través de los propios oficiales y guardiamarinas.

Uno de los aspectos más comentados es el trato especial que se le brinda para garantizar su seguridad. Desde el inicio, Leonor ha sufrido de cinetosis, una condición que provoca mareos, náuseas y vómitos, lo que ha derivado en varias caídas en cubierta. Por este motivo, la princesa fue liberada de realizar guardias nocturnas, consideradas más peligrosas por las condiciones del mar y la menor visibilidad. Esta situación ha evidenciado las limitaciones que su presencia impone al funcionamiento normal del barco.

Elionor en el Juan Sebastián Elcano
Elionor en el Juan Sebastián Elcano

Los privilegios de Leonor empiezan a molestar en el Elcano

Además, Leonor cuenta con una línea de comunicación satelital privada que le permite hablar con sus padres, Felipe VI y Letizia, en cualquier momento. Un privilegio del que ningún otro guardiamarina dispone y que ha sido interpretado por algunos como una muestra de la desigualdad a bordo.

Pero es en el ámbito más cotidiano, concretamente en los baños, donde han surgido los problemas más serios. En el buque, las duchas son compartidas, lo que implica que la tripulación debe hacer uso de ellas de forma organizada y con tiempos limitados, especialmente porque el agua dulce está racionada.

Leonor en Valparaíso
Leonor en Valparaíso

Problemas en los baños con la princesa Leonor

Sin embargo, a causa de la condición de princesa de Leonor, se ha decidido que debe ducharse sola para evitar cualquier posibilidad de fotos indebidas o indiscreciones. La privacidad de la heredera, sobre todo tras la filtración de sus fotos en bikini, es una prioridad máxima.

Esto obliga a detener el uso general del baño cada vez que ella entra, generando largas esperas entre sus compañeros. Muchos se ven obligados a ajustar sus horarios o a reducir su tiempo bajo el agua, utilizando lo que sobra después del turno de Leonor. Unas excepciones que, como era de esperar, han generado tensiones.