Por todos es conocida la fama de mujeriego de Juan Carlos. El emérito engañó a la reina Sofía durante su matrimonio con más de 5.000 mujeres, la mayoría de ellas prostitutas de lujo. Tenía una en cada ciudad. El padre de Felipe nunca estuvo enamorado de la emérita, pero eso no es excusa para desgastar los colchones con otras, lo hubiese hecho de todas formas.

A Juan Carlos solo se le podía comprar de dos formas, o con dinero o con mujeres. Al emérita le gustaban tanto las mujeres hasta el punto de suponer un quebradero de cabeza para la corona. En cualquier momento podrían descubrirle con otra. Pilar Eyre destapó que incluso “se organizó una operación para impedir que Juan Carlos fuese detrás de ellas”. El peor error del emérito fue enamorarse de alguna de sus conquistas, como por ejemplo Marta Gayà, Bárbara Rey, entre otras. "Le llamaban la operación 'Fertineli' y consistían en suministrarle hormonas femeninas para rebajar la atracción que tenía...", relata la periodista tras escuchar el testimonio de Larsen.

Juan Carlos I
Juan Carlos I

Juan Carlos se acostó con más de 5.000 mujeres, y aún continúa con el mismo deseo 

Juan Carlos debía someterse a un tratamiento sexual para poder satisfacer a todas las mujeres con las que se iba a la cama todas las semanas. "Tenía entendido lo contrario... Don Juan Carlos lo que estaba haciendo era someterse a un tratamiento  con testosterona para tener pujanza sexual y poder contentar a todas las mujeres que simultaneaba", asegura.

Engañaba a la reina Sofía cada vez que tenía un acto institucional en otra ciudad. Ella no se enteraba de nada. Solo descubrió sus infidelidades cuando Felipe le confesó que Bárbara Rey venía muy a menudo a casa. El peor error del emérito fue enamorarse.

Juan Carlos I
Juan Carlos I

Al parecer, "para mantener ese ritmo acelerado necesitaba ayuda" y la encontró en la clínica de Barcelona a la que acudía asiduamente. También le hizo sospechar que el emérito se empezó a someter a varios retoques estéticos. Se empezó a preocupar por su imagen. Y ya no se iba a la cama con su mujer, ni tan siquiera dormían en la misma habitación. Una vez que tuvieron a Felipe dejaron de acostarse juntos. Ninguno de los dos se soportaba.

A Juan Carlos le llamaban “el depredador sexual”. Se convirtió en una obsesión. Amadeo Martínez Inglés sostiene que participó en encuentros íntimos que en ocasiones fueron de naturaleza intensa, peculiar y poco convencional. Según el ex coronel, la mayoría de las mujeres con las que compartió intimidad el padre de Felipe VI eran trabajadoras del sexo, aunque de un estatus elevado. Martínez Inglés señala que era común contratar a mujeres de características particulares provenientes de fuera de España. “A este monstruo del sexo no le bajan el lívido ni los años ni un pelotón de la Guardia Civil. Como acabo de decir, necesita a las mujeres más que al comer y beber, que ya es decir. En los últimos días se ha comentado que la periodista Laurence Debray era la amante de turno debido a la biografía sobre el emérito que va a publicar en Francia”.