Desde hace casi seis meses, la Casa Real española vive en un estado de inquietud tras las revelaciones de Jaime del Burgo sobre la reina Letizia. Estas acusaciones de supuestas infidelidades hacia el rey Felipe VI han generado un gran revuelo. Sin embargo, estas revelaciones no son lo único que ha puesto en jaque a la monarquía. El libro "Letizia y yo" de Jaime Peñafiel también ha contribuido a aumentar la tensión, desvelando secretos y engaños que rodearon el inicio de la relación entre Letizia y Felipe. Y ahora el periodista especializado en la casa real ha vuelto a la carga con un nuevo libro titulado ‘Los silencios de Letizia’.
En el segundo capítulo de este nuevo libro, titulado “Yo no soy Eva ni Gigi”, Peñafiel relata cómo fue la relación entre Felipe y Letizia en sus inicios. Según el autor, Letizia era “mandona y manipuladora” y, al regresar de un viaje a Costa Rica, le puso las cartas sobre la mesa a Felipe. Le dijo que si iban a seguir juntos, no podía enterarse absolutamente nadie, para proteger su prestigio. Letizia no quería repetir la experiencia de las anteriores relaciones de Felipe con Eva Sannum y Gigi Howard. No quería ser una más. Y así, acordaron mantener su noviazgo en secreto, anunciando su compromiso poco tiempo después.
Letizia ocultó detalles de su vida y de la de su familia en sus inicios con Felipe
De estos temas hablaban en el pequeño apartamento de Letizia. Era el refugio donde podían hablar sin la presión del ojo público. Peñafiel se pregunta si durante esos encuentros, Letizia aprovechó para contarle a Felipe sobre su pasado, como la venta de tabaco en México, sus historias amorosas, o el famoso retrato en topless realizado por Waldo Saavedra. Según el autor, Felipe desconocía muchos aspectos importantes de la vida de Letizia, incluyendo que había estado casada y estaba en proceso de divorcio.
Peñafiel señala que cuando se conocieron en 2002, “Felipe no sabía que su madre (Paloma Rocasolano) era una sindicalista de izquierdas”, que “el padre de Letizia (Jesús Ortiz) trabajaba de técnico de radio o algo parecido, porque ha tenido diferentes profesiones”, o que “también desconocía que su abuelo (Francisco Rocasolano) era taxista y comunista”. También se le ocultó que “toda la familia de la que iba a ser su mujer eran antimonárquicos o republicanos como algunos dicen ser, o incluso ateos”. Estos aspectos de la familia Ortiz Rocasolano eran contrarios a los valores tradicionales de la monarquía española, y sin duda, habrían causado preocupación y controversia si se hubieran hecho públicos en aquel momento.
Peñafiel argumenta que estos secretos y engaños continuaron revelándose a Felipe "a medida que se enamoraba de ella". Con el paso del tiempo y el aumento de su compromiso emocional, Felipe se fue enterando de estos detalles, pero para entonces, ya estaba demasiado enamorado para dar marcha atrás. Ya estaba profundamente enamorado. La estrategia de Letizia y su familia de ocultar su verdadero trasfondo hasta que Felipe estuviera profundamente prendado muestra un cálculo y una manipulación que Peñafiel no duda en criticar