Los Urdangarin-Borbón son un polvorín. Una familia rota y con cuentas pendientes. En Casa Real ya no queda nadie sin divorciarse: Sofía, Elena, Cristina y Letizia son mujeres con matrimonios destrozados a sus espaldas: separadas respectivamente del emérito, Jaime Marichalar, Iñaki Urdangarin y el profesor de literatura Alonso Guerrero. No queda ninguna pareja en Zarzuela sin su fracaso matrimonial. Cristina era la última felizmente casada y ha caído. Siempre convivió con un marido adúltero, como se demostró en sede judicial viendo la luz los e-mails comprometidos de Iñaki en el Instituto Nóos, pero ha hecho falta una portada con Ainhoa Armentia para romper la familia ideal. Los cuatro hijos rubitos y educados, sobrios en comparación con los Marichalar, ahora tienen sus defectos: el fumeta Juan, el pasota Miguel, la pija Irene y Pablo, único capaz de reunirlos por un partido de balonmano en un rincón de mundo que nunca pensaron pisar: Granollers. TV3 ha inmortalizado la estampa y es un poema:

Cristina e Iñaki en Granollers TV3

Dos filas de la familia y en los vértices, en el punto más separado posible, Cristina con un abanico e Iñaki con calzón corto y camiseta rosa, parando la mano, esperando que su ex le pague una fortuna de pensión de divorcio a lo que ella se niega sabiendo que se la gastará con la amante, Ainhoa. En medio, dos de los cuatro hijos: Miguel apoyando a la madre e Irene apoyando al padre. Dos bandos y Pablo en el campo haciendo de mediador. Juan, el primogénito, tiene un problema que lo ha hecho apartar de la familia: fuma mucho, no estudia mucho y vaguea. Literalmente "nadie sabe qué es lo que hace". Sufre secuelas del bullying que sufrió en la escuela.

Pablo y Juan Urdangarin GTRES

Ha sido Monarquía confidencial quien afirma que "Los hijos de la infanta Cristina lo pasan mal cuando coinciden con su madre e Iñaki Urdangarin, ambos apenas cruzaron palabra. La infanta se mostró un tanto tensa por la presencia de prensa y la posibilidad de que pudieran incomodarla durante el partido". En realidad no había más prensa que TV3 para inmortalizar el encuentro. Pero la imagen fue representativa del estado de las cosas dentro de la familia: dos bandos, el del padre y el de la madre. Pablo intentando unirlos, Juan no quiere saber nada de nada y los dos hijos que viven en el extranjero, Irene y Miguel, intentando apoyar al progenitor con quien no conviven: Irene, que estudia en Suiza, con Iñaki y Miguel, que estudia en Londres, con la infanta.

Pablo Urdangarin en la red GTRES
Juan Urdangarin fuma, EP

Cualquier familia en trámites de divorcio sabe que la tensión entre la pareja arrastra a los hijos, adultos y emancipados gracias a los millones del abuelo. Todos tienen opinión y saben qué pasa: el padre ha hecho cosas mal hechas, como imponer a Ainhoa con calzador cuando la relación entre los exduques de Palma todavía no estaba rota. Pero también reciben los lamentos de Iñaki, recordando que se ha comido casi 3 años de prisión por un delito que había aprendido de Juan Carlos, que lo dejó caer sentenciándolo con una frase de Zarzuela lapidaria: "Iñaki ha tenido una conducta poco ejemplar". Quieren pasar página pero los dos bandos, el de Iñaki y el de Cristina, son irreconciliables. No pueden ni sentarse en la misma fila en Granollers. Y han expuesto las dos maneras de afrontar el polvorín familiar: como Pablo, más fuerte e íntegro, construyendo puentes, o como Juan, débil y arrastrando problemas, dejando que el polvorín reviente.