El reciente funeral de Juan Gómez-Acebo, celebrado en Madrid, no solo reunió a la familia real y a la alta sociedad española, sino que también sacó a la luz las tensiones subyacentes entre Pablo Urdangarin y la Casa Real. El hijo de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina dejó claro su distanciamiento con su tío, el rey Felipe VI, en un gesto de frialdad que no pasó desapercibido. Este desplante fue especialmente evidente ante sus hermanos y su madre, quienes, a diferencia de él, parecen haber comenzado un proceso de reconciliación con el monarca.
Desde la explosión del Caso Nóos, que sacudió los cimientos de la monarquía española y terminó con Iñaki Urdangarin en prisión, Pablo ha mantenido una lealtad firme hacia su padre. A pesar de los intentos por minimizar los daños en la imagen pública de la familia, él nunca ha perdonado lo que considera una falta de apoyo real en ese momento tan crítico. Esta actitud se ha acentuado con los años, y su percepción es que la Casa Real permitió que su padre cargara con la mayor parte de la responsabilidad del escándalo para protegerse.
A Pablo Urdangarin todavía le duele el trato a su padre por parte de la casa real en el caso Nóos
El escándalo de corrupción supuso un golpe demoledor para los Urdangarin-Borbón, afectando no solo a Iñaki, sino a toda la familia. Aunque el exduque de Palma trató de exonerar a Cristina al asumir todas las culpas, la sombra del escándalo no dejó de proyectarse sobre ellos. En medio de este proceso, Pablo, siendo aún muy joven, debió soportar el juicio público hacia sus padres. Esto ha moldeado su visión del papel que jugó la monarquía en los hechos, convencido de que su tío, Felipe VI, no hizo lo necesario para detener la caída de su padre.
Con los años, la infanta Cristina ha intentado reconstruir la relación con su hermano, el rey. Tras varios años de distanciamiento, Felipe ha mostrado signos de apertura, permitiendo que Cristina y sus hijos vuelvan a Zarzuela. Juan, Miguel e Irene Urdangarin han aceptado este acercamiento, participando en actos familiares y compartiendo más tiempo con los suyos. Sin embargo, Pablo ha permanecido reticente, manteniéndose apartado de esa reconciliación.
Frialdad absoluta entre Pablo Urdangarin y el rey Felipe VI
El evento del funeral volvió a poner en evidencia esta brecha. Mientras sus hermanos y su madre interactuaban con el rey y el resto de la familia, Pablo apenas intercambió palabras con Felipe VI. La relación de Felipe y Pablo, que es muy del padre, es de hola y adiós. Y a eso se limitaron las únicas interacciones que el joven tuvo con el rey durante sus encuentros en el funeral de Juan Gómez-Acebo celebrado este domingo. Una frialdad absoluta de la que fueron testigos los presentes, incluida su madre, la infanta Cristina, y dos de sus hermanos, Miguel e Irene.