Pablo Urdangarin ha permanecido alejado de la mayoría de las controversias que han marcado la vida pública de su familia. En lugar de involucrarse en disputas o mantener posturas extremas, ha optado por actuar como una figura neutral y responsable. Desde la separación de sus padres, ha sido un pilar de apoyo tanto para su madre, la infanta Cristina, como para su padre, Iñaki Urdangarin, a pesar de los conflictos que han arrastrado consigo. De hecho, Pablo incluso ha defendido en público a los dos por igual.
No obstante, es con su padre con quien tiene un vínculo más especial. La relación entre Iñaki Urdangarin y Pablo es la más fuerte que existe entre el exduque de Palma y sus hijos, ya que el joven ha sido su principal apoyo durante estos años difíciles. De hecho, Pablo ha enfocado su vida siguiendo los pasos de su padre como jugador de balonmano. El joven comenzó su carrera deportiva en el FC Barcelona, donde dio sus primeros pasos en el balonmano y donde triunfó Iñaki. Actualmente juega en el Granollers FC donde intenta convertirse en un deportista de éxito.

Pablo Urdangarin es quien informa a su padre, Iñaki, sobre las evoluciones del rey emérito
Paralelamente, Pablo está muy bien informado de las evoluciones de Juan Carlos I. Estuvo con él en Abu Dabi en la fiesta de cumpleaños que celebró el emérito por sus 87 primaveras. Y a menudo habla con su abuelo por teléfono.
Unas informaciones que comparte con su padre, Iñaki Urdangarin, poniendo al día al ex jugador de balonmano sobre las noticias preocupantes que apuntan a la deteriorada salud del ex monarca. Aunque actualmente ya no exista relación entre ellos, hubo un tiempo en el que Iñaki fue el yerno favorito del emérito. De hecho, algunos sugieren que Juan Carlos I estaba al tanto de las irregularidades del caso Nóos mucho antes de que se hiciera público. Y aunque la vida les haya llevado por caminos distintos, siempre existirá un interés entre ambos.

La salud del rey emérito, en declive
Mediante Pablo, Iñaki es conocedor del estado del emérito, cuya salud ha empeorado de manera grave. Desde hace años, el emérito ha sufrido severos problemas de movilidad, consecuencia de una serie de intervenciones quirúrgicas en sus rodillas y caderas. A lo largo de la última década, Juan Carlos I se ha sometido a más de una decena de operaciones, pero su condición ha seguido deteriorándose.
Según lo que ha compartido Pablo, Juan Carlos I ha recibido un diagnóstico médico devastador: los médicos le han informado que su futuro inmediato está marcado por el uso de una silla de ruedas.