Desde que su relación sentimental se hizo pública en marzo de 2023, Pablo Urdangarin y Johanna Zott han captado la atención de los medios y del público. La pareja, lejos de esconderse, no ha tenido reparos en mostrarse afectuosa en público, como cuando Johanna acude a los partidos de balonmano de Pablo para animarlo desde las gradas. En más de una ocasión, se les ha visto compartir besos y abrazos en el pabellón, indiferentes a las cámaras y miradas indiscretas que los rodean.
Sin embargo, su historia de amor no se limita al bullicio de los partidos ni a la vida pública. Según revela Informalia, han encontrado un refugio privado en un lugar extraordinario, un espacio donde pueden disfrutar de su relación lejos de los focos y las opiniones ajenas: el desierto de Rub al Khali, un destino exclusivo para quienes buscan lujo y privacidad en medio de la naturaleza más pura.
Pablo Urdangarin y Johanna Zott encuentran un refugio en Abu Dabi donde dar rienda suelta al amor
Ubicado en la península arábiga, el Rub al Khali, también conocido como el "Vacío Cuadrante", es el desierto de arena continua más grande del mundo. Con su vastedad dorada, sus dunas interminables y su atmósfera cargada de misticismo, este lugar se ha convertido en un santuario personal para Pablo y Johanna. Allí, la pareja ha encontrado un espacio donde pueden disfrutar de su intimidad sin interrupciones, lejos de la presión mediática que suele acompañar a las figuras relacionadas con la familia real.
El descubrimiento de este rincón único se produjo durante una visita de Pablo y Johanna a Abu Dabi, donde reside el rey emérito Juan Carlos I, abuelo de Pablo. Durante su estancia, los jóvenes exploraron el Rub al Khali, un lugar que rápidamente capturó su imaginación y se convirtió en un símbolo de su amor. Desde entonces, este desierto ha sido el destino elegido para sus escapadas más exclusivas, un paraíso donde pueden relajarse, conectar y disfrutar de la magia del entorno.
Un destino solo para ricos
Visitar el Rub al Khali no está al alcance de todos. Los pocos alojamientos disponibles en la región son auténticas joyas del lujo desértico, con tiendas decoradas con seda, cenas bajo las estrellas, piscinas privadas y actividades exclusivas como paseos en camello al atardecer o vuelos en globo para admirar el paisaje desde las alturas. Todo ello, acompañado de un servicio de máxima discreción, hace de este destino una opción ideal para las élites que buscan privacidad y sofisticación.