Pablo Urdangarin decidió mudarse hace unas semanas. Dejó su piso de soltero en Sant Joan Despí y regresó al barrio de su infancia, Pedralbes. Pablo tenía razones deportivas detrás de este cambio.
Resulta que Pablo vivía en su antiguo piso con dos colegas de equipo, Artur Parera y Roberto Domenech. Sin embargo, los tres hicieron sus maletas. Parera aterrizó en el Puerto Sagunto, en Valencia, mientras que Domenech se piró al HC Ibiza. Y al quedarse solo, Pablo, que también cambió de equipo al fichar por el Granollers, decidió volver a sus raíces.
Un cambio de vida que Pablo tenía en mente realizar con su pareja, Johanna Zott, con quien lleva casi un año saliendo. Quería dar un paso más en la relación. Sin embargo, la idea de que la pareja tuviera un nido de amor propio, no se hizo realidad. Zott no fue con Pablo. Y tampoco irá. La razón recae en los padres de Johanna. Los suegros de Pablo tienen mucho que decir en esta historia.
Pablo Urdangarin y Johanna Zott pasan el fin de semana juntos
Según los rumores, los padres de Johanna opinan que su hija es demasiado joven para irse a vivir en pareja. Consideran que antes de lanzarse a esta aventura, debería terminar sus estudios y disfrutar de su juventud. Saben que esta etapa de la vida es efímera y quieren que su hija la viva a plenitud y que rendimiento de sus estudios antes de tomar decisiones tan importantes. Son una familia muy tradicional.
Unas instrucciones que Johanna y Pablo no siguen a rajatabla. Sobre todo cuando llega el fin de semana. El sábado y el domingo lo pasan juntos, excepto cuando a Pablo le toca disputar algún partido con el BM Granollers. El resto del tiempo lo invierten en dar paseos en moto, por las calles de Barcelona o en el nuevo piso del hijo de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina.