La imagen más buscada de la Casa Real es la de Leonor dándose un beso de amor con su novio guardamarina. Hay paparazzi a cada escala persiguiendo esta imagen. Zarzuela dio órdenes estrictas a Leonor: no hay ningún impedimento que tenga pareja, pero se tiene que abstener de mostrar afecto apasionado en público. En otras palabras, nada de besos, ni de contacto físico ni siquiera cogida de la mano de un joven. Una norma que vale para su hermana Sofía, que hará 18 años el día 29 y para todos los jóvenes Borbones de la línea sucesoria, los Urdangarin y los Marichalar. En pleno 2025 ya todos han tenido pareja, incluso Juan Urdangarin que parecía el menos interesado, comparte piso y parece que vida con un joven británico. Todo en orden, pueden aparecer juntos, pueden ser lo que quieran pero sin besos. Hay un Borbón que se lo salta porque es el único que se toma seriamente su papel en la Corona, siempre impecable: Pablo Urdangarin. Este fin de semana tenía partido en Granollers y su novia Johanna Zott lo ha animado con un beso de rosca desacomplejado.

Pasión en las gradas. Una naturalidad inusual no solo en Casa Real sino en Pablo Urdangarin, que acostumbraba a darse besitos en la mejilla con su pareja catalana. Hace años que salen así que empezaba a ser ridículo que los códigos de Zarzuela les impidieran ser lo que son, una pareja consolidada, enamorada y más que probable marido y mujer. Ella estudia Medicina, él es el único Borbón que se ha buscado un trabajo y un salario para evitar vivir totalmente de la fortuna del abuelo Juan Carlos, como han hecho el resto de primos. Pablo tiene carta blanca porque es el único primo de Leonor que no parece un frívolo. La relación, a pesar de los últimos rumores que se había enfriado, va de verdad. Se aman. Le pone morritos a Johanna para enseñarle el camino:


Han pasado a la historia aquellas imágenes cuando Pablo jugaba en el Barça al despedirse de su pareja con dos besos en las mejillas que parecen los que dedicaría a su hermana Irene. Poca pasión y mucha formalidad, marca de la casa Borbón, incapaces de mostrar pasión en público. La presencia de Cristina imponía a Pablo, el yerno de España. La cara de Johanna era un poema cuando Pablo le daba dos besitos de amigo. Con la relación más que consolidada, adiós normas de Zarzuela. Pablo es el único primo que habla educadamente con la prensa, que tiene una vida organizada en torno a las rutinas de trabajo y pareja y que ofrece buena imagen de la Familia Real. Froilán va de afters, Victoria Federica empalma novios, Juan se esconde en Londres de no se sabe quién, Miguel Urdangarin ha hecho como los de Mónaco: seducir a una venezolana multimillonaria e Irene se ha conformado con un primo lejano que parece paradito, Juan Urquijo. El único que tiene buena pinta, por guapo, normal y auténtico, es Pablo. Que se case en la catedral de Barcelona, como sus padres.