La historia del Caso Nóos marcó un antes y un después en la familia Urdangarin, creando una sombra que ha perdurado a lo largo de los años. Iñaki Urdangarin, conocido como el exduque de Palma, fue condenado por su participación en un escándalo de corrupción, enfrentándose a una dura realidad tras las rejas. A pesar de su intento por proteger a su esposa, la infanta Cristina, el escándalo dejó una huella imborrable en la reputación familiar.

Ahora parece que el rey Felipe VI se está haciendo perdonar por los Urdangarin. Acepta que la infanta Cristina viva en Zarzuela, y lo mismo ha hecho con Irene y Miguel. Irene ha estado todo el curso pasado viviendo en palacio, a excepción de los tres meses que pasó en Camboya de voluntariado, bajo el pretexto de que se estaba sacando el carnet de conducir. En otras palabras, se ha pasado el año sabático que se tomó tras no superar las pruebas de acceso a la escuela de hostelería de Lausanne a cuerpo de rey. Miguel, por su parte, hizo lo mismo tras sufrir un accidente mientras se formaba para ser monitor de esquí. Se instaló en Zarzuela para recuperarse. Unas concesiones impensables hace unos años, pero a las que Felipe ha dado luz verde en la reconstrucción de los lazos familiares con su hermana y sus hijos.

Pablo Urdangarin Cristina GTRES
Pablo Urdangarin Cristina GTRES

Pablo Urdangarin no inclina la rodilla con Felipe VI

Sin embargo, Pablo ha optado por una posición crítica frente a la Casa Real. A diferencia de sus hermanos y madre, que parecen estar en un proceso de reconciliación, Pablo ha decidido distanciarse de Zarzuela, mostrando una lealtad inquebrantable hacia su padre. Para él, la monarquía no defendió a su familia de manera adecuada y permitió que su padre fuera el único culpable en esta compleja trama.

Con el paso del tiempo, la perspectiva de Pablo no ha cambiado. Siente que la Casa Real actuó de manera negligente y que muchos en su entorno eran conscientes de la situación, pero optaron por permanecer en silencio. En su opinión, Felipe VI no tomó las medidas necesarias para mitigar el daño causado y esa falta de acción ha dejado una profunda herida en la familia.

Los hijos de Iñaki Urdangarin y Cristina
Los hijos de Iñaki Urdangarin y Cristina

No quiere saber nada de Felipe VI, de la familia real ni de Zarzuela

A diferencia de sus hermanos, que han mostrado cierta apertura hacia la Casa Real, Pablo se ha mantenido firme en su decisión de no volver a Zarzuela. Ni de visita. Este distanciamiento es un claro reflejo de su compromiso hacia su padre y su desconfianza hacia el rey. Los intentos de reconciliación le parecen superficiales, y considera que el perdón debe venir de su madre hacia Felipe, no al revés.

Pablo ha llevado una vida más discreta y ha evitado la atención mediática que ha rodeado a su familia. Su enfoque sigue siendo la dignidad de Iñaki, un principio que guía sus acciones. Su postura demuestra que el dolor por lo que ocurrió sigue latente y que el tiempo no ha aliviado las heridas familiares. Solo hay una cosa que le llevaría a Zarzuela: ganar algún título importante con la Selección Española de balonmano. Ello le permitirá volver a palacio, pero hacerlo con todos los honores sin la percepción de que el rey le está haciendo un favor a cambio de perdón.