La familia Urdangarin ha sido el centro de numerosos escándalos y controversias en los últimos años, especialmente con la trama del Caso Nóos. Iñaki Urdangarin se convirtió en el chivo expiatorio de una trama de corrupción que involucraba a miembros de la Casa Real. Iñaki, exjugador de balonmano y esposo de la infanta Cristina, asumió la responsabilidad por los delitos cometidos en el Caso Nóos, mientras mantenía a su esposa y a su familia alejados de las acusaciones. Sin embargo, a las puertas de su divorcio de Cristina, se dispuso a tirar de la manta.
Según reportes de medios como Monarquía Confidencial y El Cierre Digital, Iñaki Urdangarin habría escrito unas memorias durante su estancia en la cárcel, en las que desvelaba información sensible sobre Juan Carlos I y sus amigos más cercanos. Con estas memorias, Iñaki intentó chantajear a la Casa Real, exigiendo un pago de dos millones de euros y una pensión vitalicia de entre 25.000 y 50.000 euros. Parte del dinero sería recibido fuera de España, lo que avivó aún más la polémica en torno a la familia real.
Iñaki Urdangarin se venga de la casa real con peticiones millonarias
La infanta Cristina, quien siempre había defendido a su esposo, se sintió profundamente humillada por las exigencias de Iñaki. Su apoyo durante la condena no fue correspondido de la misma manera, ya que Iñaki inició una relación con otra mujer. A pesar de la resistencia inicial de Cristina a ceder a las demandas de su exmarido, finalmente, con la intervención de Juan Carlos I, Iñaki logró obtener lo que deseaba, según las fuentes.
Pablo Urdangarin no perdona el trato de la casa real a sus padres, especialmente a Iñaki
La humillación no solo afectó a Cristina, sino también a sus hijos. Pablo Urdangarin, en particular, se convirtió en una figura destacada de resistencia contra la Casa Real. El joven ha sido el más beligerante en su actitud hacia Felipe VI y el rey emérito Juan Carlos I.
Pablo cree firmemente que la familia real, especialmente los reyes eméritos, tuvieron un papel significativo en la encarcelación de su padre y podrían haber hecho más para evitar su condena. Además, Pablo considera que el maltrato recibido por sus padres ha ensuciado el apellido Urdangarin, dañando su reputación para siempre.
De hecho, Pablo tenñia la ilusión de ir convocado con la Selección Española de balonmano a los Juegos Olímpicos y optar así a una medalla que le hubiera abierto las puertas de Zarzuela y habría obligado a Felipe a rendirle honores. Un sueño desvanecido después de quedarse fuera de la lista definitiva.