Primero fue la princesa Leonor. Y en breve le toca a la infanta Sofía. La pequeña de las hijas del rey Felipe VI y la reina Letizia está a punto de protagonizar una de las escenas más esperadas por los padres del colegio Santa María de los Rosales: que se vaya para siempre. Un episodio que devolverá a la escuela la buena vida de la que disfrutaban antes de la llegada de las jóvenes aristócratas.
No es ningún secreto que la reina Letizia es una obsesiva de la alimentación. Para la consorte, llevar una dieta sana y equilibrada es básico en la vida. Ya no solo para lucir un físico como el suyo, en el que no hay ni un gramo de grasa (que también), sino también para la mente. Considera que consumir productos frescos y saludables son cruciales para tener en paz la mente con el cuerpo. Y también para evitar futuros problemas de salud.
Letizia lleva las imposiciones a sus hijas al colegio Santa María de los Rosales
Así las cosas, tanto Leonor como Sofía han estado muy marcadas desde pequeñas en este aspecto. Siempre tuvieron prohibido consumir dulces, fritos o productos procesados. No podían llevarse a la boca nada que pudiera ser mínimamente perjudicial. Y tampoco un exceso de carne. A cambio, Letizia las ha atiborrado con verduras, pescados, purés o frutas. La ex de Televisión Española inculcó sus costumbres alimenticias a sus hijas desde el primer día. Eso sí que es un buen adoctrinamiento.
Unas rutinas que Letizia también impuso en el comedor del colegio Santa María de los Rosales cuando las pequeñas empezaron a estudiar allí. La reina dio la vuelta al menú y lo transformó en una dieta totalmente saludable en la que no había ninguna licencia ni ningún capricho ocasional.
Deseando perder de vista a la infanta Sofía
Y no solo eso. La llegada de Leonor y Sofía también implicó cambios en el centro como la construcción de un muro en el patio para evitar miradas indiscretas desde el exterior. Y también prohibió grabar las actuaciones de alumnos y alumnas en ocasiones como Navidad o en los teatros extraescolares.
Una serie de medidas con las que no habían tenido que lidiar antes los alumnos del centro ni sus padres. Y que tuvieron que aceptar por narices pese a que no compartían la posición de Letizia.
La salida de Leonor, sin embargo, rebajó las imposiciones y la presión. Y ahora la mayoría de padres y alumnos esperan que Sofía abandone el centro para cursar Bachillerato, algo que ocurrirá el próximo verano si no ocurre nada extraordinario, para poder volver a disfrutar de esos viejos tiempos que, en este caso sí, siempre fueron mejores. O por lo menos más tranquilos y menos restrictivos.