La Nochebuena en la Zarzuela fue una de las cenas más tensas que se han vivido en años. Lejos de las cenas multitudinarias que organizaba Juan Carlos I cuando era rey a las que acudían más de un centenar de personas, fueron pocos los que se sentaron alrededor de la mesa. Los reyes Felipe VI y Letizia, la princesa Leonor, la infanta Sofía, Paloma Rocasolano y su pareja, Marcus Brandler. Nadie más. Pero a pesar de ser pocos, hubo mucha tensión.

El escándalo del affaire de Letizia con Jaime del Burgo volaba sobre la mesa, agriando el sabor de las angulas frescas que siempre suelen estar en el aperitivo bajo petición de Paloma. Y también los suculentos platos que suele pedir Letizia al servicio para las ocasiones especiales. Se mantuvo la cordialidad, pero el ambiente no fue agradable en absoluto. Y claro, lo mejor para pasar el mal trago pasaba por alegrar la fiesta con bebidas animosas.

Paloma Rocasolano
Paloma Rocasolano

Paloma Rocasolano y su habitual alegría, protagonista en la cena de Nochebuena

En este sentido, se conoce que Paloma es una de las más ‘alegres’ de la familia. En todos los sentidos. A Rocasolano le encanta el vino, el champagne y los combinados. Le gusta disfrutar de las fiestas y las comilonas. Y remojó la velada con algunos de los mejores brebajes. Tanto es así que, aunque tenía previsto quedarse a dormir en la Zarzuela, no tuvo otro remedio. Tras la cena no estaba como para desplazarse hasta su domicilio. Y se quedó en palacio con Letizia y sus nietas, Leonor y Sofía, mientras Felipe se iba a la misa del Gallo con su madre, la emérita Sofía, y su tía Irene.

Por suerte, Paloma cuenta con una estancia solo para ella y su pareja. Un amplio espacio de 1.800 metros cuadrados donde solía quedarse cuando iba a cuidar de sus nietas. Allí pasó la noche con Marcus mientras se recuperaba de haberse pasado durante la cena. La parte buena es que por la  mañana ya estaba en la Zarzuela para asistir a la comida familiar en la que, por cierto, tampoco faltarán los manjares, el vino y el champagne.