Paloma Rocasolano siempre fue una mujer discreta, humilde y trabajadora. Aunque siendo enfermera no tenía un mal salario, y tampoco su marido, el periodista Jesús Ortiz, en casa siempre imprimieron valores como el esfuerzo y la constancia a sus hijas Letizia, Telma y Erika. Paloma sospechaba que Letizia llegaría lejos dada su personalidad y entrega en todo lo que hacía. No es casualidad que acabara siendo presentadora de los informativos de TVE en horario de máxima audiencia. Pero nunca imaginó que llegaría a ser la reina de España. Ahí Letizia se pasó el juego. Un cambio de vida para su hija que también tuvo repercusión en Paloma.
Tras divorciarse de Jesús, Paloma se mudó a un piso abuhardillado de 37 metros cuadrados, ubicado en la plaza de Ópera de Madrid, muy cerca de su lugar de trabajo. Así podía ahorrarse el dinero que le costaba desplazarse en transporte público. Dicho piso contaba con una sala comedor, la buhardilla dormitorio y la cocina. Mientras que cuando llegaba el verano, como muchas personas de clase media de España, se iba a pasar unos días a Benidorm. Cuentan que ella cargaba con la sombrilla, la silla plegable y la nevera para mantener frescos las bebidas y los bocadillos.
Paloma Rocasolano cambia las cenas de Navidad humildes en una buhardilla de Madrid por las angulas de la Zarzuela
Ahora, sin embargo, todo ha cambiado. Paloma mantiene la buhardilla de Madrid, pero pasa sus días a caballo entre el piso de su pareja, Marcus Brandler, que es más grande que aquella buhardilla, y la estancia de 1.800 metros cuadrados que dispone en la Zarzuela. Y mientras había pasado alguna Nochebuena en aquella buhardilla, en la actualidad disfruta de una cena llena de delicatesen solo al alcance de los más poderosos. En ella no falta la angula fresca, un manjar que figura en el menú bajo petición de Paloma y que es uno de sus platos favoritos.