Paloma Rocasolano era una persona totalmente anónima, pero hace dos décadas se convirtió en una de las personas más famosas, y en aquella época en una de las más buscadas por los medios de comunicación, y es que era ni más ni menos que la madre de la futura reina de España. Eso es lo que dice ahora cuando va a tiendas de ropa o restaurantes, “soy la madre de la reina”, y se aprovecha de todo. Va gratis a muchos sitios, incluso le prestan ropa y artículos de lujo de forma gratuita.

La enfermera jubilada vivía en Asturias, donde tenía a toda su familia, pero un día a Jesús Ortiz le salió una oportunidad en una agencia de comunicación en Madrid, y aceptó cumplir el sueño de su marido por el suyo propio, y así empezaron los primeros problemas en el matrimonio. Se divorciaron mucho antes de la boda de Felipe con Letizia. Juan Carlos y Sofía no quisieron que se supiese que los padres de la futura reina estaban divorciados, y les obligaron a fingir el día de la boda. Jesus estaba ya casado con Ana Togores, pero no pudo aparecer por la boda.

Leonor saluda sonriente a Paloma Rocasolano, TVE

Paloma Rocasolano apoyó a Letizia frente a los Borbón 

Paloma Rocasolano se ha convertido en estas dos últimas décadas en el mayor apoyo de la reina. Letizia siempre ha confiado en su madre cuando venían mal dadas y los Borbón se la echaban encima. Las dos se unieron mucho cuando falleció Erika Ortiz, el mayor golpe para su madre.

La enfermera jubilada siempre ha apoyado a Letizia en todo, y es quien la ha asesorado pero porque tenía a alguien muy importante que la guiaba. Como la reina Sofía, Rocasolano tiene algo en común con ella. También cree en el más allá y en el esoterismo. De hecho, es la emérita quien la indujo en estos temas más espirituales.

La madre de Letizia recurre a veces a una vidente para preguntarle sobre el futuro de su hija en momentos de crisis, también por el resto de miembros de la familia. Y sabe que Leonor será la mejor reina de España. Se ha gastado mucho dinero en videntes, algo que a la reina no le hace mucha gracia, todo hay que decirlo.

Paloma Rocasolano