Paloma Rocasolano ha adquirido un rol relevante dentro de la familia real, independientemente de la opinión del resto de sus integrantes. Su posición como madre de la reina consorte le ha otorgado numerosas ventajas, y ha desempeñado un papel destacado en la vida de la esposa de Felipe VI desde su ascenso al trono. Además, es importante destacar que Paloma Rocasolano es la abuela preferida de las hijas de los reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía.
Cabe decir en este punto que este estatus lo ha conseguido gracias a la influencia de Letizia, la cual ha puesto impedimentos a que tuvieran un contacto cercano con su otra abuela, la reina Sofía. En este sentido, según reveló Pilar Eyre, en ocasiones incluso se le ha negado la entrada a Sofía al Pabellón del Príncipe, donde viven Letizia, Felipe y las niñas. La enfermera que la reina contrató para que cuidara a sus hijas le impidió el paso para ver a las pequeñas en alguna ocasión. “Usted no está en la lista de visitas”, alegó la trabajadora, ejerciendo de “escudo humano” entre la emérita y sus nietas mientras la primera quería entregar una caja de juguetes que habían sido de Felipe y las infantas Elena y Cristina.
Paloma Rocasolano ya no es la que era antes de que su hija fuera reina
Volviendo a Paloma, con el transcurso del tiempo, la abuela materna de la princesa Leonor ha logrado incrementar significativamente su acceso a Zarzuela, donde ahora se siente completamente como en casa. Posee la autoridad necesaria para hacerlo, dado que es la madre de la reina. Letizia siempre ha sido muy permisiva con Paloma en lo que respecta a las privilegios que ostenta por ser su madre. Se conoce que Rocasolano incluso pasa temporadas en palacio, en la habitación que tiene a su disposición y a la de Marcus Brandler, su pareja. "Cada vez que los padres viajaban, Paloma se desplazaba a Zarzuela, donde tiene habitaciones propias”, reveló Eyre.
En otras palabras, Letizia ha puesto a su madre en un estatus diferente al que se encontraba antes, cuando tenía incluso problemas para llegar a fin de mes. Gracias a su posición, ha dejado de ser aquella mujer humilde que vivía en un piso abuhardillado de 37 metros cuadrados y se iba de vacaciones a Benidorm, a dormir cuando quiere en el palacio de los reyes de España, a irse en yate de vacaciones con la familia real y a visitar las tiendas y establecimientos más lujosos de Madrid. Lugares en los que no paga la cuenta. El dinero sale de Zarzuela, y más concretamente del bolsillo de Letizia, que corre con los gastos echando mano a su patrimonio de más de 8 millones de euros.