No se puede negar que, así como a Letizia le cambió la vida casarse con Felipe VI, a Paloma Rocasolano también. Pasó de ser una enfermera sindicalista a volverse la madre de la reina, la abuela preferida de la princesa Leonor y la infanta Sofía. Así como dejó de ser una ciudadana común con sueldo promedio y problemas económicos. Se transformó en una mujer que se gasta miles de euros en procedimientos estéticos, se compra ropa de lujo, viaja por el mundo y más. Aunque esto no le ha impedido tener ciertos ‘malentendidos’ con la policía.
La periodista Pilar Eyre era la que desvelaba años atrás la influencia que ejercía Paloma Rocasolano en el cuidado de sus nietas. Que Letizia le brindó toda la confianza para la crianza y protección de sus niñas, mientras que le negó la entrada a la reina Sofía cuando quería hacer una visita espontánea a las niñas. Otros de los privilegios era que podía instalarse en Zarzuela siempre que quería y tenía, incluso, sus habitaciones privadas.

A medida que se desarrollaron los acontecimientos, la relación de Rocasolano con su hija fue llegando a probar otros límites. Es decir, que la enfermera jubilada supo aprovechar el poder de ser la madre de la reina de España. Una carta especial que la sacó de algún lío con las autoridades.
La anécdota de Paloma Rocasolano con la policía
Paloma ha estado en el centro de la atención mediática debido a un incidente que genera polémica. Según fuentes cercanas, tiempo atrás fue detenida en un control de alcoholemia, donde se le detectó una tasa de alcohol en sangre superior a la permitida. Este suceso suscitó una serie de especulaciones y llevó a la familia real a optar por el silencio en torno a la situación.
El incidente, que podría haber tenido repercusiones significativas en la imagen pública de Rocasolano y, por extensión, de la Casa Real, se manejó con cautela. Aparentemente, se decidió mantener un perfil bajo y evitar que la situación se convierta en un escándalo mayor. Este enfoque de silencio podría interpretarse como una estrategia para proteger la reputación de la familia real, que ya ha enfrentado su cuota de desafíos mediáticos en los últimos años.

La noticia fácilmente genera un debate sobre la responsabilidad de figuras públicas y el de la monarquía. No comentar públicamente sobre el asunto podría ser visto como una forma de apaciguar la crisis, pero también plantea interrogantes sobre la transparencia y la comunicación en momentos difíciles. La vida de la madre de Telma Ortiz, pese a que en gran medida está alejada del foco mediático, se ha visto afectada por este incidente.
El percance de Paloma Rocasolano nos hace advertir que las figuras públicas de la élite no están exentas de cometer descuidos mayúsculos. Y es por ello que en la situación actual resulta crucial mantener un perfil bajo, pues Letizia no tiene la misma influencia que solía exhibir por su propia cuota de polémicas con Jaime del Burgo. La forma en que se sortean estas situaciones podría tener implicaciones duraderas para la familia real y su relación con el público.