Hace unos días, las alarmas saltaron cuando se vio a Carla vigo paseando por el barrio de Chueca con la cabeza, oreja y cuello vendados. Esta imagen ha generado una ola de especulaciones sobre lo que le ocurrió, pues la joven ha estado en el punto de mira debido a su vínculo con la familia real.
El vendaje tan llamativo en su rostro y cuello fue capturado en imágenes publicadas por Vozpópuli, dejando a los medios y al público en busca de respuestas. Sin embargo, Carla Vigo ha optado por mantenerse en silencio, lo que ha aumentado la intriga sobre su estado de salud y las razones que la llevaron a requerir atención médica. Aunque se han hecho varios intentos por obtener declaraciones, la joven ha evitado cualquier tipo de comunicación con la prensa, incrementando aún más la preocupación en su círculo cercano.
Carla Vigo desata todas las alarmas
Sus abuelos maternos, Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz, padres de la reina Letizia, no han dejado de estar cerca de ella. Ambos han demostrado en varias ocasiones su apoyo incondicional hacia Carla, especialmente durante los momentos más difíciles. Su presencia en esta ocasión reafirma la cercanía que mantienen con su nieta y su preocupación por su bienestar.
Aunque no se han confirmado los detalles exactos del incidente que provocó el ingreso hospitalario, diversas fuentes apuntan a que podría tratarse de un accidente que requirió intervención médica urgente. Afortunadamente, parece que Carla ha podido retomar sus actividades cotidianas, ya que ha sido vista en los días siguientes visitando locales en el barrio de Chueca, lo que sugiere que está intentando mantener su vida normal a pesar de lo sucedido.
Carla Vigo vuelve al piso tutelado
No obstante, este percance con paso por el hospital incluido no ha sido baladí. Buena prueba de ello son las informaciones que publica El Español acerca de que Carla Vigo ha regresado al piso tutelado al que fue a vivir en abril y que abandonó este verano tras buscar una vivienda independiente.
Este cambio de planes parece estar motivado por la necesidad de estar en un ambiente más seguro y protegido tras el episodio que la llevó al hospital. Un episodio desagradable al que se suma al asalto que sufrió a principios de verano, cuando un hombre la siguió y le robó el teléfono móvil.