Es un hecho que la reina emérita Sofía está cada vez más relegada en la familia real. A medida que la reina Letizia ha ido ganando más protagonismo en los actos institucionales más importantes, la emérita ha sido apartada a eventos de menor repercusión de esos que son casi invisibles.
Pero este arrinconamiento no se limita a la vida pública. En casa también se ha visto apartada. Paloma Rocasolano es quien ha ocupado el papel principal de abuela. Mientras Paloma ha entrado y salido de la Zarzuela para ver a la princesa Leonor y la infanta Sofía como ha querido, Sofía incluso ha tenido que pedir permiso para ver a sus propias nietas.
Paloma Rocasolano roba el protagonismo de la reina emérita Sofía en la Zarzuela
Pilar Eyre ha sacado el tema a colación en más de una ocasión. Según ella, Sofía pretendía cuidar a sus nietas personalmente, como cualquier abuela ansiosa de mimar a sus nietos. Le invadió la ilusión cuando nacieron y ya se veía haciendo de canguro. Pero Letizia contrató a una enfermera especializada en recién nacidos para las niñas. Y ahí empezó el vía crucis de la emérita. En una ocasión incluso le impidieron ver a sus nietas.
“Letizia se hartó, contrató una enfermera especializada en recién nacidos para las niñas y la burbuja de felicidad estalló la tarde en que Doña Sofía se presentó en la casa con una caja de juguetes que habían sido de sus hijos. ‘Vengo a ver a mis nietas’, le dijo a la niñera que le abrió la puerta. ‘La señora ha salido...’, le contestó ésta y cuando la reina iba a entrar, la pobre chica tuvo que ponerse de escudo humano. ‘Usted no está en la lista de personas autorizadas a venir en su ausencia’”, contó Pilar Eyre.
“No sé ni cómo están. No las veo nunca. No me dejan verlas. Yo, que vivo al lado, no puedo ir a su casa. Y, sin embargo, la madre de Letizia está siempre ahí”, habría dicho Sofía a sus primos de Grecia en una reunión celebrada con motivo del aniversario de la muerte del rey Pablo en 2016, según explicó también la periodista especializada en la casa real.
Jubilación de oro para Paloma Rocasolano
Un protagonismo que Paloma habría conseguido asumir gracias a su tiempo libre. Y es que mientras Sofía ha seguido lidiando con actos protocolarios durante los últimos años, Paloma lleva jubilada desde 2017. Más de seis años pudiendo dedicarse en cuerpo y alma a su hija y sus nietas.
Una jubilación que, por cierto, es de las llamadas de oro. Después de pasar sus últimos años como delegada de SATSE (Sindicato de Enfermería), a Rocasolano le ha quedado una suculenta pensión de 2.700 euros, tal y como publica Mujer Hoy.’