La reina emérita Sofía y Paloma Rocasolano se reencontraron en el Palacio de El Pardo después de verse en los Premios Princesa de Asturias, para celebrar el 18 cumpleaños de la princesa Leonor. Un reencuentro en el que, para evitar comentarios de la prensa, mostraron mucho cariño, como en sus últimos encuentros. Sin embargo, no es ningún secreto que se llevan a patadas.
Hay mucha indiferencia entre las dos abuelas de la infanta Sofía y la princesa Leonor. Entre ellas no existe buena relación. Sofía ha tenido que vivir a la sombra de Paloma de puertas para adentro. Para la emérita, su consuegra siempre ha sido una intrusa en Zarzuela. Mientras Letizia ha alejado a los Borbones de palacio, ha dado carta blanca a Paloma para que entre y salga cuando quiera. Paloma es el principal apoyo de la reina Letizia. La consorte la ha protegido siempre. Y la ha puesto por delante de Sofía de cara a sus hijas.
Paloma Rocasolano y la reina emérita Sofía no se pueden ni ver
La mujer de Juan Carlos vive a escasos metros del pabellón del príncipe, en el mismo recinto. Sin embargo, apenas ha ejercido como abuela. Siempre venía Rocasolano para hacerse cargo de ellas. Es por eso que Leonor y Sofía guardan un gran cariño a Paloma, mientras apenas tienen relación con la reina Sofía. La ven como “la otra”. Algo de lo que la madre del rey incluso se ha quejado a sus más cercanos, revelando que apenas le dejan ver a sus nietas.
De hecho, recordaba Pilar Eyre un episodio en el que Sofía se había presentado en la Zarzuela con toda su ilusión y una caja llena de juguetes para las pequeñas. Sin embargo, la enfermera contratada por Letizia no la dejó entrar porque “no estaba en la lista de visitas”.
Paloma Rocasolano trata a la reina Sofía como una cualquiera
En los eventos familiares, Paloma y Sofía están en dos mundos distintos. Aunque se crucen, no se saludan ni de lejos. La emérita siempre se queda arrinconada en alguna esquina. Ocurrió, por ejemplo, en la confirmación de la infanta. La madre de la reina es quien centra todo el protagonismo. Y así ocurrió en el cumpleaños de Leonor, donde la futura reina mostraba una gran complicidad con su abuela materna, pero no tanto con su abuela paterna. Fuera de cámara ni se miran, ni se saludan. De hecho, Paloma ni siquiera la llama alteza, majestad ni nada parecido. Se refiere a ella como “la abuela”, sin más.