Parece que Paloma Rocasolano siempre ha hecho lo que ha querido por pertenecer a la corona. Su frase favorita es “soy la madre de la reina”. Con estas palabras mágicas consigue todos sus propósitos. Desde que Letizia heredó el rol de reina consorte, Paloma acude a restaurantes de moda de Madrid, tiendas de lujo de la Milla de Oro, y vacaciones al otro lado del charco en avión privado o en un lujoso barco.
La vida de Paloma Rocasolano dio un giro de 180 grados creyéndose todopoderosa. Nada queda ya de aquella enfermera jubilada que vivía en una aldea de Asturias con su marido, sus tres hijas y sus padres. Según David Rocasolano, primo de la reina, eran una de las familias más humildes de toda Asturias. Les llamaban “los acelgas” porque casi siempre comían estos vegetales. Además, siempre que iba a casa de sus primas hacía frío. Ellas estaban con mantas rodeando su cuerpo, varios calcetines gordos y los labios morados. No tenían ni para calefacción.
Aún se recuerdan aquellas primeras fotografías de Paloma Rocasolano saliendo del apartamento de Benidorm, donde iba todos los veranos juntos a sus padres, a las siete de la mañana para conseguir un sitio en primera línea de mar, con la nevera cargada de refrescos y bocadillos, la sombrilla y las sillas plegables. Una imagen típica de la España más costumbrista de aquella época.
Paloma Rocasolano pide a Letizia que le quite las multas
Ahora Paloma Rocasolano es una mujer glamurosa, con mucho estilo, que incluso se ha hecho algún que otro retoque estético, y solo quiere descubrir mundo. Su vida también cambió cuando se enamoró de Marcus Brandler, un empresario de origen nigeriano.
Paloma Rocasolano se ha aprovechado mucho de Letizia. Incluso aparca el coche en plazas de minusválidos cuando no hay sitio y le urge. Sabe que le quitan las multas si se lo dice a su hija. En una ocasión se vio en una situación embarazosa con un control de alcoholemia. Le hicieron un test de alcoholemia y dio positivo. Un escándalo que Casa Real evitó que saliese a la luz. Se había tomado una copa de más. Esto sucedió en pleno centro de Madrid, en Plaza Castilla. Por eso algunos transeúntes y personas que también estaban en el control la reconocieron. Por supuesto utilizó su mítica frase “no sabéis con quién estáis hablando, soy la madre de la reina”.