La Paloma Rocasolano de antes de la boda de Letizia con Felipe, a la actual no tiene nada que ver, parecen dos mujeres diferentes, la noche y el día. La ex de Jesús Ortiz se caracterizaba por la humildad y la sencillez, dos ingredientes que habría perdido por el camino. Ahora mismo es una persona demasiado altiva, siempre se cree superior al resto por el simple hecho de ser la madre de la reina. Esa es la coletilla que utiliza en todas partes, ya sean restaurantes, tiendas de lujo, o en cualquier sitio con tal de conseguir preferencia o cosas gratis. Se cree que todo el mundo le debe hacer la reverencia.
Todavía se recuerdan aquellas fotografías de Paloma Rocasolano en la que se levantaba muy temprano, a las seis de la madrugada, para preparar a sus padres y bajar con ellos a la playa, era la hora perfecta para coger sitio a primera línea de mar. Con la sombrilla, la silla plegable y la nevera para los refrescos y bocadillos, no le faltaba de nada. Además, tampoco le importaba que las cámaras la fotografiasen en bañador. Ahora usa bikinis porque luce una estupenda forma física. Se cuida mucho y esos resultados se notan en su piel.
Antes no podía someterse a ningún tratamiento de estética, ni tampoco frecuentaba restaurantes caros ni tiendas de ropa de marca, no se lo podía permitir, a pesar de haber trabajado toda su vida como enfermera. Su sueldo no daba para mantener a una familia de tres hijas. Según David Rocasolano, la familia de Letizia era “una muerta de hambre”. No tenían dinero ni para pagar el calefactor. Hacía mucho frío en invierno en su casa, las hermanas se tapaban con el edredón y los calcetines de lana. Tenían los labios morados. A él no le gustaba ir a casa de la reina porque siempre comían acelgas, no había dinero para otros alimentos.
"Soy la madre de la reina", dice Paloma Rocasolano
Ahora vemos a Paloma Rocasolano frecuentar los sitios más exclusivos, hasta ha abandonado su buhardilla de 37 metros cuadrados en el centro de Madrid. Letizia se encarga personalmente de mantener a su madre, no quiere que le falte de nada. La dota de privilegios y beneficios que no tendría una persona normal.
Cada dos semanas, Letizia asiste al showroom de Carolina Herrera en Madrid, ubicado en la calle Claudio Coello. En este evento, Paloma Rocasolano siempre la acompaña, marcando este día con entusiasmo en su calendario y despejando su agenda para aprovechar la oportunidad de obtener ropa de manera completamente gratuita. La famosa escritora Pilar Eyre, en su columna en Lecturas, cuenta cómo madre e hija arrasan con la selección de prendas presentadas por el personal de la tienda, quienes ya conocen bien sus gustos. Se les ofrece un catálogo de ropa cuidadosamente seleccionada, principalmente en la talla 36, la más pequeña disponible. La colaboración activa de Paloma en la elección de las prendas refuerza aún más esta dinámica, llevándose ambas sus favoritas.
Paloma Rocasolano se aprovecha de su apellido para llenar su armario de prendas de firmas de alta costura. Llega a la tienda y dice “soy la madre de la reina” para que le regalen cosas y llevárselas gratis. La conocen demasiado bien y en algunos sitios ya no puede entrar.