No es que sea precisamente ningún secreto que la vida de Paloma Rocasolano dio un giro radical hace ya muchos años, en concreto cuando su hija Letizia se convirtió la futura reina de España.
Si bien es cierto que los que la conocen aseguran que la madre de Letizia sigue siendo una persona sencilla y humilde en este sentido, es más que evidente que su día a día y su tren de vida económico no es el mismo que tenía hace ya unas cuantas décadas, cuando incluso la familia Ortiz Rocasolano llegó a pasar por serios problemas económicos.
La relación de Paloma con su hija es tan buena que, a diferencia de lo que ocurre en la relación con la Reina Letizia y su suegra, la Reina Sofía, Paloma es muy consciente de que tiene las puertas abiertas de casa de su hija siempre que quiera, algo que no ocurre precisamente con la madre de Felipe VI, que se ha encontrado en más de una ocasión sin contar con el permiso para poder ir a ver a sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.
Letizia le abre las puertas de ‘sus’ casas a su madre
En este sentido, parece ser que uno de los principales motivos por los cuales la madre de Letizia siempre ha podido disfrutar mucho más de la compañía de sus nietas es que, al margen de la mala relación que tiene la reina con su suegra, Paloma siempre se ha caracterizado por ser una mujer muy obediente en cuanto a las directrices de su hija respecto a todo lo que ha rodeado a la educación de Leonor y Sofía, algo que en muchas ocasiones no ha ocurrido con la madre de Felipe VI, que no ha querido cumplir con el criterio de su nuera.
Todo ello ha provocado que al final Paloma pase mucho más tiempo con sus nietas con su hija y que, además, Letizia le haya dejado muy claro siempre que tiene muchas puertas abiertas, y no tan solo las de la Zarzuela y el Pabellón del príncipe, en Madrid, sino también las del Palacio de Marivent en Palma de Mallorca así como de la casa en Baqueira Beret, dos casas que suelen utilizar Paloma y su pareja, Marcus Brandler, tanto en verano como en invierno.