Tal y como se ha apuntado en muchas ocasiones, en el momento en que Letizia Ortiz empezó una relación muy seria con el entonces príncipe Felipe, la propia Letizia así como su familia cercana sabía muy bien que, si la relación no seguía dando pasos hacia delante y la entonces periodista acababa siendo la mujer del futuro rey, su vida iba a cambiar por completo.

Y eso es exactamente lo que ha ocurrido. Cabe tener en cuenta que el ambiente en el que se creó Letizia no tiene nada que ver con el que se han creado sus hijas, entre otras cosas porque los padres de la hoy reina, Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz, no vivían precisamente con el nivel de lujo con el que vive actualmente su hija. Es más, ella enfermera y el periodista, llevaban en un nivel de vida muy normal, como la inmensa mayoría de los españoles.

Paloma Rocasolano vive una vida que nunca se habría imaginado

Incluso hubo momentos, por ejemplo después del divorcio entre Paloma y Jesús, que la madre de Letizia tuvo que vivir en un pequeño apartamento en Madrid de menos de 40 m², una vivienda que no tiene nada que ver con la actual, que no es otra que la de su pareja Marcus Brandler, así como la zona privada que tiene la Zarzuela que Letizia ordenó organizar para ella hace ya muchos años.

Paloma Rocasolano efe
Paloma Rocasolano efe

El cambio en la vida de Paloma ha sido tan evidente que, más allá de poder contar con la tranquilidad económica de ser la madre de la reina de España, poder también acceder a lujos a los que tan solo pueden acceder los más VIP.

Un buen ejemplo de ello son los caprichos a nivel de cosméticos a los que puede acceder a través de su hija. “La última pasión de Letizia es la marca alemana de cremas de ultralujo Dr. Bárbara Sturm, usada por Victoria Beckman y las Kardashian, a base de plasma. El sérum que usa Letizia cuesta 800 euros, aunque para ella también es gratis”, apuntó Pilar Eyre en Lecturas.

Es más que evidente que la madre de Letizia, que tiene una excelente relación tanto con su hija como con sus nietas, tiene acceso también a este tipo de caprichos, caprichos con los que seguramente nunca había ni soñado.