El belén que tienen en Zarzuela no es el de los reyes con los camellos, el caganer y el niño Jesús. Es lo que tienen montado los Borbones con todo lo que hacen. Si durante el año suman méritos para hacer el ridículo, durante estas fiestas se han acentuado.

Con el rey que no vuelve, con Felipe preparando un discurso de Navidad que seguro que provoca vergüenza ajena y con felicitaciones navideñas grotescas. La que enviaron los reyes y sus hijas, con las niñas como protagonistas y un detalle esperpéntico. Pero también con la hipócrita felicitación de los eméritos. Un bodegón clásico, una postal navideña de toda la vida, acompañada de su firma, como si fueran un matrimonio feliz.

El retablo de Juan Correa de Vivar o la foto de Leonor y Sofía no ha servido para que haya importantes medios extranjeros que hayan recibido la felicitación con una sonrisa y unos Oooohhh de admiración sobre qué bonita que es la familia real española y bla, bla, bla. Francia no es España. Y lo que aquí son genuflexiones, allí son sopapos con la mano abierta. Como la de la revista Paris Match, que no ha dudado en hundir a los Borbones con lo que todos pensamos:

 

"La familia real de España presenta sus deseos, como si nada hubiera pasado". Pam. Una verdad demoledora. Un zasca finísimo y de una fuerte carga, un tirón de orejas para que en Zarzuela tomen nota. Y tienen razón. Con todos los escándalos que les rodean, las noticias sobre los millones de Juancar que aparecen día sí día también, parece una broma de mal gusto hacer como si nada... Menos mal que fuera de las fronteras hay quien no se traga las historias de la monarquía española.