El rey emérito Juan Carlos I ya se encuentra en Sanxenxo para participar en la regata de este fin de semana. Llegó el pasado martes. Y su presencia no ha pasado desapercibida. No solo por su presencia, sino por una realidad cada vez más evidente: su estado de salud ha empeorado de forma considerable. Tanto, que su intimo amigo Pedro Campos ha tenido que llevar a cabo una serie de reformas en su domicilio para poder alojarlo con la dignidad y comodidad que su situación requiere.

A sus 87 años, el que fuera jefe del Estado durante casi cuatro décadas enfrenta un deterioro físico que ya no se puede ocultar. Las secuelas de múltiples operaciones, una cadera que no da tregua, y una artrosis avanzada, lo han condenado a una dependencia casi total. La silla de ruedas forma parte de su día a día, y las dificultades para moverse con autonomía son ya irreversibles, según confirman fuentes médicas cercanas al entorno familiar.

Juan Carlos I en Sanxenxo GTRES
Juan Carlos I en Sanxenxo / GTRES

El estado de Juan Carlos I empeora de forma irremediable

Pero el desgaste no es solo físico. También hay signos claros de declive cognitivo. La pérdida de memoria, los lapsos de atención y la confusión en momentos cotidianos se han vuelto frecuentes. Tanto es así que Juan Carlos I  ha reducido sus desplazamientos desde Abu Dabi y pasa más tiempo en Ginebra, mucho más cercana a España y menos exigente a nivel logístico.

En este contexto, tanto sus aposentos en Abu Dabi como en Ginebra han sido adaptados a sus necesidades. Se han instalado rampas y barandillas, así como se han adaptado los espacios para que pueda moverse con una silla de ruedas que usa casi siempre en privado y que, más pronto que tarde, el emérito podría tener que usar en público.

Espacio adaptado a las necesidades de Juan Carlos I

Unas reformas que en su momento ya se hicieron en Zarzuela, y que ahora también se han llevado a cabo en Sanxenxo, en la residencia de Pedro Campos, figura clave en sus visitas a Sanxenxo. La vivienda también ha tenido que ser modificada para adaptarse a las nuevas necesidades del emérito: rampas en los accesos, un baño adaptado, y espacios ampliados para permitir su movilidad con silla de ruedas.

Juan Carlos junto a Pedro Campos
Juan Carlos junto a Pedro Campos

Además, se ha previsto un equipo de asistencia permanente, tanto para cuestiones médicas como para ayuda cotidiana. Campos, consciente del nivel de atención que requiere su invitado, ha querido garantizar que su estancia sea lo más llevadera posible. El monarca ya no puede subir escaleras, ni moverse con soltura, y requiere cuidados constantes.