Las mascotas siempre han sido parte fundamental de la vida en Zarzuela. Desde los tiempos de Juan Carlos I y Sofía, los reyes eméritos, los animales han jugado un papel importante en la vida de la familia real. Felipe, Cristina y Elena crecieron rodeados de varios perros, lo que les inculcó un profundo amor por los animales desde pequeños. Esta tradición continuó en la siguiente generación, con la infanta Elena teniendo un Fox Terrier, que en realidad es de su hija Victoria Federica, y María Zurita, prima del rey, compartiendo su vida con un perro salchicha que incluso tiene su propia cuenta de Instagram.
Sin embargo, no todos en la familia comparten este amor por los animales. La reina Letizia, conocida por su rigurosa disciplina y preferencia por el orden, no ha mostrado el mismo cariño hacia las mascotas. A Letizia nunca le han gustado los animales dentro de casa, y varios episodios demuestran su clara preferencia por mantenerlos a distancia. Esta diferencia de opiniones quedó especialmente clara con Puskin, el fiel Schnauzer de Felipe VI.
Cruel final para Puskin
Puskin y Felipe VI compartían un vínculo muy estrecho. El perro era más que una mascota; era un compañero fiel que incluso dormía en la habitación del monarca. Sin embargo, todo cambió cuando Letizia llegó a Zarzuela. La ex periodista de Televisión Española no toleraba la idea de tener al perro dentro de la casa y mucho menos en la habitación.
Según el periodista Jaime Peñafiel, Letizia decidió que Puskin debía vivir en el jardín, donde se le acondicionó un espacio para que no pasara frío. A pesar de estas comodidades, la separación fue un golpe devastador para Puskin, que murió de pena poco después. Este trágico episodio evidenció la falta de afinidad de Letizia por los animales.
Otros caninos siguieron los pasos de Puskin
Un caso similar ocurrió con Paquita, un perro mestizo que la reina Sofía acogió durante la Feria 100x100 Mascota. Paquita había sido abandonada y Sofía, conocida por su amor a los animales, decidió darle un hogar. Sin embargo, Letizia replicó el mismo trato que había dado a Puskin y relegó a Paquita al jardín, prohibiéndole el acceso a las áreas frecuentadas por la reina. La frialdad de Letizia hacia los animales se hizo aún más evidente.
Otro incidente conocido es el de Valent, un cachorro de podenco ibicenco que fue regalado a Felipe y Letizia durante una visita a Ibiza en 2005. Aunque ambos mostraron gran afecto hacia el cachorro en el momento de recibirlo, Valent desapareció de la vista pública poco después. Este misterio alimenta aún más las especulaciones sobre la desaprobación de Letizia hacia las mascotas en Zarzuela.
Jan, de momento, el único superviviente
Está por ver si Jan, el perro de la infanta Sofía, termina corriendo la misma suerte. Jan es un simpático labrador de color oscuro quese dio a conocer `públicamente el día que la infanta Sofía puso rumbo a Gales para cursar Bachillerato en el internado UWC del Atlántico, siguiendo los pasos de su hermana. Antes de irse, la joven protagonizó unas fotos en la Zarzuela despidiéndose de la familia y también de Jan, al que Sofía le tiene un gran cariño, tal y como se veía en las instantáneas.
Como el resto de mascotas que han formado parte de la familia, Jan tampoco puede entrar en la Zarzuela. También pasa todo el tiempo en el jardín. La buena noticia es que disfruta de una gran jaula con un espacio donde meterse para no pasar frío cuando bajan las temperaturas.