Durante décadas, la mejor época del año para la reina Sofía eran los veranos en Marivent. El palacio de la isla balear era un lugar donde encontraba consuelo y la oportunidad de recuperar algo del control que ha ido perdiendo en la Zarzuela. Aquí, en la serenidad de la isla balear, Sofía podía ejercer su autoridad de manera más visible y disfrutar de su papel como matriarca de la familia real española, un rol que en Madrid se ha visto eclipsado por la creciente influencia de Letizia.

Hablamos en pasado porque este verano ha sido especialmente duro. Los acontecimientos han hecho de este periodo estival de los más complicados que recordará en lo que le queda de vida. Y lo que debía ser una temporada de descanso se ha convertido en un período de gran tensión tanto física como emocional. La salud de Sofía se ha visto profundamente afectada por una serie de eventos que han oscurecido su estancia en Mallorca, debilitándola tanto en cuerpo como en mente.

reina Sofia EFE
reina Sofia EFE

Marivent ya no es un paraíso para la reina emérita Sofía

Uno de los factores que más ha pesado sobre ella es la división familiar. A ello se suman los problemas matrimoniales entre su hijo, Felipe VI, y la reina Letizia, que han generado un ambiente tenso que ha repercutido directamente en Sofía. Tampoco ha tenido el apoyo de sus nietas Leonor y Sofía, que solo permanecieron unos pocos días  en el palacio de Marivent. La esperanza de compartir más tiempo con sus nietas, como en veranos anteriores, se desvaneció rápidamente, acentuando su soledad y generando un profundo sentimiento de vacío y tristeza

La breve y tensa visita de la infanta Cristina tampoco ayudó a mejorar el ánimo de Sofía. Aunque madre e hija lograron verse, Cristina tuvo que abandonar Marivent rápidamente en cuanto los reyes regresaron de su paso por los Juegos Olímpicos de París. Las divisiones familiares volvieron a tener un papel que no favoreció el estado de Sofía.

Para agravar aún más la situación, Sofía ha tenido que enfrentarse a la pérdida de dos seres queridos en un corto espacio de tiempo. El fallecimiento de su tío abuelo, el príncipe Miguel de Grecia, la obligó a viajar a Atenas para asistir al funeral. Poco después, la muerte de Juan Gómez-Acebo añadió otra capa de tristeza a su ya sombrío verano.

Reina Sofía, funeral Fernando GómezAcebo / GTRES
Reina Sofía, funeral Fernando GómezAcebo / GTRES

Preocupación por su estado de salud

Hay más. El estado delicado de su hermana, Irene de Grecia, conocida cariñosamente como la tía Pecu, ha sido otro golpe para Sofía. Irene depende de una silla de ruedas y de la asistencia constante del personal. Y ver a su hermana en estas condiciones ha sido extremadamente doloroso para Sofía, quien se siente abrumada por la tristeza y la impotencia.

Además de todo esto, Sofía ha tenido que soportar situaciones que no son adecuadas para su estado actual. Los paseos bajo el sol abrasador de Mallorca y el viaje a los Juegos Olímpicos en París han sido excesivos para su frágil salud.Y no hay que olvidar que, antes de todo este panorama veraniego, Sofía tuvo que ser ingresada de urgencia por una infección de orina.

letizia, leonor, reina sofia, infanta sofia
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De hecho, el personal de servicio más cercano a la reina Sofía ha comenzado a notar despistes y lagunas de memoria que no habían sido evidentes en el pasado. Aunque Sofía sigue siendo lúcida en su mayor parte, estos episodios han sido motivo de alarma para sus hijos, quienes han sido informados de que la edad y los golpes de la vida están comenzando a afectar su capacidad cognitiva. Este verano en Marivent ha sido, sin duda, uno de los más oscuros para la reina emérita, quien se encuentra en una situación crítica tanto a nivel físico como emocional.