La Familia Real es un escaparate de las miserias que esconden muchas familias, pero en su caso es imperdonable porque la sociedad española los ha hecho privilegiados, protegidos y multimillonarios a cambio de solo una cosa: que fueran ejemplares. Solo están obligados a ofrecer una imagen decente. No ha sido posible excepto con las hijas de Letizia. En la tercera generación, la de los herederos de Juan Carlos nacidos en los últimos 25 años, hay una lucha encarnizada a ver cuál de los seis nietos, los Urdangarin y los Marichalar, hace peor papel. Hasta ahora se creía que los hijos de la infanta Elena eran especialmente conflictivos y caraduras. Pero desde que se sabe que la infanta Cristina ha obligado a Zarzuela a instalar en Palacio a tres de sus hijos, Juan, Miguel e Irene, que se ha girado la tortilla. Los hijos de Cristina son un auténtico desastre. Lo desarrolla Pilar Eyre en un artículo imprescindible en Lecturas
La prensa rosa fotografía en portada a los tres hijos que no estudian ni trabajan, a Juan, Miguel e Irene Urdangarin, de fiesta o haciendo vacaciones en la playa. Vacaciones de qué. Todos se han tomado un año sabático o directamente la vida sabática. Pablo es el único con obligaciones, pertenece al Granollers de balonmano, pero con su sueldo no se puede permitir la vida de rico que lleva con piso en Pedrlabes, viajes y escoltas. Todo lo paga la Corona directa o indirectamente a través del abuelo Juan Carlos. Eyre lo explica al estilo Eyre, sin descalificar con grandes palabras pero se le entiende todo, son unos zánganos, unos caraduras y unos ni-nis: "No es de extrañar el errático rumbo que han tomado los hijos de Cristina e Iñaki. Nadie sabe muy bien qué han estudiado. La carrera de Ciencias del Mar, que ha cursado supuestamente Miguel, nunca se ha concretado en nada, ya que de repente se fue a Ginebra para ser ¡monitor de esquí! Y después misteriosamente estos planes desaparecieron y Miguel se ha ido a vivir con su abuela a Madrid, bastante lejos del mar, por cierto, para hacer sabe Dios qué".
Hay para todos: "De Juan se ignora todo, desde la formación que ha tenido hasta en qué consistía ese trabajo con Alejandro Agag en Londres, y si lo dejó voluntariamente o si fue despedido. Lo único que sabemos es que se ha ido a vivir también con su abuela a la Zarzuela, sin ninguna perspectiva laboral, a pesar de que ya tiene 25 años. Lo mismo que su hermana, la tan deseada Irene, cuya única ocupación durante el año que ha vivido en palacio ha sido sacarse el carné de conducir". Pilar Eyre rompe una lanza por los nietos Marichalar, ella cobra dinero de las empresas por anunciar marcas y él trabaja, enchufado, en Abu Dhabi: "Froilán y Victoria Federica su independientes y se ganan perfectamente la vida y, sin embargo, de los cuatro hijos de Cristina, tan solo uno tiene actividad laboral, aunque se difícil creer que Pablo viva cono el sueldo de tres mil euros en el mes que recibe de su club".
Y un reproche por si no había quedado claro, todos los nietos viven en Palacio como si fuera una casa particular, y no lo es: "La casa de la abuela, en realidad no es de la abuela sino de todos los españoles, ya que es propiedad de Patrimonio Nacional. Hay 600 empleados, a cargo también de Patrimonio, contando jardineros, seguridad, personal de cocina, limpieza, etc. la casa se hace pequeña para albergar a tantos nietos, ya que Victoria Federica también vive allí. ¡Lo que deben ser aquellos pasillos por la mañana! ¿Y en la noche, los nietos juerguistas llegando a las tantas?". Eyre hace un regalo final, Victoria de Marichalar también vive en Zarzuela. Es la gran tomadura de pelo de la Familia Borbón. Y España, paga.