Letizia ha recibido un alud de alabanzas por su papel en dos de los actos oficiales más problemáticos de 2022: la cumbre de la OTAN y los Premios Princesa de Girona. El primero era un enredo protocolario con decenas de jefes de Estado y sus parejas y el segundo era el retorno a Catalunya. La prensa de Madrid se ha hartado de decir que Letizia ha estado impecable y que es la mejor. Incluso el diario El País ha escrito que "el mejor Rey de España es la Reina Letizia". Jaime Peñafiel acusa a ese diario de excesivo y cortesano. Pilar Eyre ha dejado dicho en su blog de Lecturas que, a pesar de sus cosas buenas, que destaca, existen como mínimo cuatro pifias de Letizia. Y son estas
Lo más revolucionario que explica Eyre es que Letizia siente envidia de Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno. Gómez es más joven (47 años) y está menos operada, y a Letizia no le gustó compartir protagonismo con la mujer de Pedro Sánchez en Madrid. Escribe Eyre "Cuando coincidían ambas en el mismo plano, la reina, que no sabe ocultar sus emociones, tenía una expresión crispada, como si su presencia la irritara. Los periodistas tratamos de justificarla: “Es que Begoña se cree la primera dama”. Consulto con un experto en protocolo: “Es que lo es... Letizia es reina consorte. Este equívoco empezó con Carmen Romero, a quien, cuando ganó las elecciones Felipe González, se le preguntó cómo se sentía como primera dama y ella se quitó el muerto de encima diciendo que la primera dama era la reina. Y desde entonces se ha repetido como un mantra, pero no es cierto.” Punto final a una gran mentira de la prensa: Letizia no es la Primera Dama de España. Lo es la mujer del presidente electo de turno, ahora Begoña. Letizia es reina consorte, punto. Y eso fastidia a Letizia y la crispa en público.
Este malentendido de creerse First Lady como Michelle Obama es una de las pifias de la reina, pero ha habido otras malas elecciones de Letizia. Hay una pifia evidente con la ropa "demasiado espectacular" escribe Eyre "La reina debería renunciar a estos vestidos tan apretados en los que luce un cuerpo perfecto envasada al vacío. Letizia es demasiado guapa, demasiado sexy, demasiado todo, y eso desvía la atención de lo importante a su apariencia, siempre llamativa, y acompleja a las otras señoras, siempre peores que ella. No queremos tener una diosa de la elegancia, sino una reina competente, simpática, sencilla y moderna". Operada y ceñida, en una palabra: excesiva.
Y finalmente dos errores descomunales: la mala elección de Zarzuela con Letizia de anfitriona de las señoras de los gobernantes: "Visitar jardines, una fábrica de vidrio, un recital en el Teatro Real, un museo y algunos actos de beneficencia nos recordaba la época de Franco; solo faltó una exhibición de Coros y Danzas. Seguramente, estas mujeres son profesionales con intereses más potentes y menos estereotipados que los que se las ofrecieron". Y el error final: esconder a Leonor.
Eyre concluye "Leonor hubiera tenido la oportunidad de empezar a alternar ambientas sociales de gran relevancia, una excelente contribución en su formación como heredera de la Corona". Si Letizia tiene envidia de Begoña, parece que le empieza a pasar lo mismo con la impecable Leonor.