Pilar Eyre es la gran cronista real. No hay discusión. Tiene las mejores fuentes y una pluma excelente, y eso escuece muchísimo en la parroquia cortesana. Sus exclusivas sobre la actualidad de los Borbones han provocado verdaderos terremotos, y ni siquiera poniendo en marcha su maquinaria de intoxicación han conseguido hacerla callar ni desacreditarla. Más bien todo lo contrario. Pilar siempre sale reforzada. Tanto es así, que su último libro 'Yo, el Rey', explicando la vida del huido Juan Carlos I ha servido como fuente de inspiración de una serie de televisión que busca plataforma dónde exhibirse.
Eyre no tiene manías ni se casa con nadie, sobre todo si su independencia y objetividad se pueden ver comprometidas. Ahora bien, si tiene que salvar a un miembro de la Casa Real de la hoguera, esta sería la Reina Letizia. La considera como el único miembro de Zarzuela digno del cargo de la jefatura del estado. Una opinión que quizás no es compartida por todo el mundo, pero ella tiene sus razones y las defiende con argumentos. Eso sí, también es consciente de sus debilidades. Y no es habitual que las subraye.
La escritora barcelonesa tiene una "debilidad" personal, una devoción que todavía hace más grande y estimable su figura. Es animalista hasta la médula. No puede entender cómo España siga siendo el paraíso de los maltratadores de seres vivos: toreros, cazadores sin escrúpulos, tradiciones salvajes, etcétera. En su casa, los perros son uno más de la familia. Un hogar que vivió momentos durísimos cuando murió Dana, una de sus compañeras de vida. Lo que siente por todos ellos es amor, en mayúsculas. Le cuesta horrores entender cómo puede haber personas que no los quieran, o cuando menos, los respeten. Pues bien, es precisamente lo que le pasa a Letizia. No quiere perros en su casa. Bueno, "casa". Hablamos de un palacio gigante, lleno de sirvientes y en la que viven dos adolescentes que hace tres minutos eran niñas. Los detesta. Echó de la casa al perro de Felipe en 2004, condenándolo a una muerte despiadada, y también al de su hija Leonor. Sara, una golden retriever que fue expulsada y vive con el servicio. Pilar alucina con la actitud de la consorte: "En una casa tan grande, con niñas y servicio, con jardín, no entiendo porque está familia no tiene ni perro ni gato. Me dice mucho de ellos". Una reflexión que firmarían a pies juntillas la inmensa mayoría de todos aquellos que han tenido la suerte y el privilegio de vivir en carne propia el amor incondicional de perros, gatos o cualquier animal de compañía.
El respeto por los animales dice mucho de las personas. Y sí: los perros son los mejores amigos del hombre y de la mujer. Ahora bien, Letizia es su peor enemigo. ''Al loro!'