La princesa Leonor, antes de ir al internado de Gales donde estará dos años estudiando, ha pasado unas vacaciones como en los Borbones es habitual: Mallorca, barquita, relax, no pegar sello e ir pasando los días en calma. El máximo esfuerzo que les hemos visto hacer a las niñas este verano es plantar un árbol en Hayedo de Montejo en una campaña para preservar el medio ambiente.
Este octubre, la hija mayor de los reyes de España y futura reina, si la cosa continúa igual, cumplirá 16 años. Y de momento, que se sepa, no ha hecho ningún trabajillo para sacarse un dinero para salir con las amigas. De dinero no le hace falta, pero tampoco ha tenido curiosidad o ganas por ver qué se siente ganando una retribución a cambio de hacer lo que muchos niños de su edad sí hacen: hacer de canguros de niños pequeños, dar clases a otros alumnos, repartir propaganda, hacer de mozo de almacén o cualquiera de las primeras experiencias laborales que se tienen cuando eres adolescente.
Pero afortunadamente, no todas las princesas de la realeza europea hacen como ella. Ingrid Alexandra, la primogénita de los príncipes Haakon y Mette-Marit de Noruega, tiene 17 años, sólo un año y medio más que Leonor. Pero su hoja de ruta, a la misma edad, es bien diferente.
Porque a Ingrid Alexandra no le caen los anillos a la hora de ponerse a trabajar, a pesar de su edad, a pesar de su posición, cosa que tendría que servir de ejemplo para Leonor, Sofía y tantas otras que no pegan un palo al agua. ¿Qué ha estado haciendo la heredera noruega todo este verano? Se ha pasado las vacaciones lavando platos en un restaurante italiano de Oslo.
Desde que su madre sufre una fibrosis pulmonar, la joven del país nórdico hace tiempo que tiene una agenda mucho más intensa que sus homólogas, tal como destacan en la revista Lecturas. Y una de ellas la ha llevado precisamente a limpiar platos y hacer otras tareas en el restaurante italiano de la ciudad donde vive. Según la revista noruega Se og Hør, lo ha hecho porque "quería vivir una primera práctica laboral normal" que no requiriera de experiencia ni acreditaciones de ningún tipo. Pam. En toda la cara de Leonor y compañía.
Ingrid Alexandra sigue así los pasos de su madre, una Mette-Marit que cuando era joven y madre soltera, antes de conocer a Haakon, trabajó también un tiempo como camarera.
A menudo, cuando un chico o chica va al extranjero a estudiar, se pone a trabajar por las tardes haciendo algún trabajillo para aprovechar las tardes. Quién sabe, quizás vemos a Leonor en un restaurante italiano de Gales lavando platos... Mirándolo bien, no nos apostamos ni un guisante a que veremos esta imagen.