Segunda y última jornada de visita oficial de la princesa Leonor y su hermana Sofía a Catalunya. Horas después de pasar por Figueres y "estrenar" su título de princesa de Girona, la heredera se ha plantado en Barcelona, donde esta noche presidirá la entrega de los premios de la fundación que lleva su nombre en Cornellà. La capital de Catalunya ha sido también el escenario del reagrupamiento familiar de los Borbón Ortiz, aunque la agenda de Felipe y Letizia es diferente a la de las niñas. Todos ellos han coincidido en el Palacete Albéniz, en Montjuïc. Un lugar que, oficialmente, es la residencia oficial de la Corona cuando visitan Barcelona, pero su uso es meramente simbólico. Lo utilizan por recepciones y actos diversos, nunca duermen allí. La titularidad del edificio es municipal, pero el consistorio barcelonés lo cede sin problemas. No como Girona, curiosamente, donde los Borbones no son bienvenidos.
El Albéniz ha acogido un programa doble: mientras los monarcas se reunían con el consejo asesor de la fundación en el interior del palacio, las adolescentes se quedaban en los jardines donde se impartía un taller a cargo de Hadi Partovi, un empresario e inversor de Silicon Valley que fundó CODE, una ONG que quiere conseguir que todas las escuelas enseñen alfabetización digital. Un hito que en los EE.UU. va por buen camino, pero que en Europa todavía no se ha implementado. Leonor ha vuelto a lucir un diseño de la firma catalana Mango de la nueva temporada, aparte de las misteriosas heridas en una mano que nadie de Zarzuela quiere aclarar. Sofía, por su parte, se ha quitado las trencitas del pelo y ha cambiado de vestido: ya no luce como en un desfile militar españolista, sino que ha optado por otro modelo de estética retro. Como la institución que representan, muy bien.
Leonor con gesto ausente durante un taller en el Palacete Albéniz. ¿Pensaba en su novio?
La gran curiosidad de la jornada matinal ha sido la fotografía de la princesa durante el mencionado taller, que seguía con atención. O eso parece. Hay que decir que algunas de las instantáneas recogidas por las agencias la retrataban con un gesto entre ausente y aburrido. Quizás estaba pensando en otra cosa. Perdón. En otra persona. Aquella que la hace ilusionarse, su primer amor. El chico brasileño que conoció en el internado UWC Atlantic College de Gales, y al que invitó al cumpleaños de su abuela Paloma Rocasolano durante la pausa de vacaciones de Semana Santa. Los recuerdos se han plantado repentinamente en la mente de Leonor, quizás condicionada por la presencia de un chico muy guapete que estaba sentado a su lado durante la lección magistral. Seguro que le recordaba a su novio... o lo mejoraba. Vete a saber.
El brasileño que hace tilín a la princesa Leonor sigue siendo un misterio
Vete a saber, sí. Porque de este joven que le hace tilín sólo tenemos unas cuantas descripciones, ninguna imagen donde le podamos sacar la ficha como es debido. Un joven de pelo rizado negro, barba y una sudadera, "alto, guapo, delgado y extranjero", que estudia un curso por encima de Leonor. Hasta aquí. El detalle de la forma del peinado es lo único que chirría: el resto podría ser perfectamente una réplica. Y claro, como que no sabemos si el brasileño (y norteamericano) que le roba el sueño es guapo, feo o del montón, pues aquí nos dejamos llevar por la imaginación. Como Leonor, vaya.
Dicen que la princesa se reunirá este verano con su amorcito. Quizás ya se ha producido el encuentro y nosotros, pensando en otras cosas. Con los Borbones hay que ir muy al tanto...