La princesa Leonor se ha estrenado finalmente en uno de "sus" territorios. La heredera al trono español es también princesa de Girona, pero nunca había puesto un pie allí. Nunca ha presidido la entrega de premios de la fundación que lleva su nombre, básicamente por un hecho incontestable. La capital del Gironès y muchas de las localidades de sus comarcas son profundamente antimonárquicas, los Borbones no son bien recibidos. En la capital, por ejemplo, el Ayuntamiento se negó en dos ocasiones a ceder espacios para la gala. Y el padre, Felipe VI, es persona 'non grata'. Aun así, la Corona quiere seguir marcando paquete en Catalunya y ha roto la maldición. ¿Cómo? Enviando a la princesa de 16 años de la mano de su hermana de 15, la infanta Sofía. Sin padres. La primera visita oficial que hacen solitas y en territorio comanche. La cosa prometía.
El acto central de la visita de las hermanas Borbón Ortíz será el lunes en Barcelona, pero este domingo han empezado con la fiesta en Figueres, visitando el Museo Dalí. Dos grupos de personas, no muy numerosas pero sí chillonas, les estaban esperando para dar la bienvenida. Han ganado los silbidos republicanos. Su primera pitada, qué bonito. Siempre hay una primera vez. Los pro-monárquicos convocados, por su parte, enseñaban una pancarta que decía "Leonor es nuestro futuro". También hay que decir que entre todos los manifestantes no superaban a otro colectivo mayoritario: policías. A saco. Quizás preveían la tercera guerra mundial, porque el despliegue era de primera. Pero de tenisón, poquita.
Leonor y Sofía con alpargatas en Catalunya, y la pequeña además con trencitas en el pelo
El caso es que pasadas las cinco de la tarde han aparecido las grandes protagonistas, Leonor y Sofía. La primera, blanca como un papel de fumar. El año de internado en Gales, dónde broncearse depende del tiempo que pases en una cápsula de rayos UVA, se pone de manifiesto en su piel. Bueno, rayos o cremas bronceadoras, que sus padres conocen y utilizan de vez en cuando. Su hermana Sofía la imitaba en el tono blanquecino, aunque ella no ha estado en el frío y nuboso Reino Unido, pero últimamente la pequeña de la casa imita algunas cosas de las mayores. Han coincidido en el tipo de calzado, llevando alpargatas. Espardenyes, vaya. ¿Qué iban a llevar en Catalunya y en casa de Dalí, verdad? En la Casa Real son muy de este tipo de gestitos estilísticos con un claro tufo regionalista, folclórico, menor pero simpático. Ahora bien, debemos destacar una cosa de Sofía. Hemos dicho que imita, pero también tiene su personalidad. Y la ha demostrado con un detalle muy evidente en su pelo: llevaba varías trencitas decorando su cabeza, como aquellas de estilo afroamericano y que te hacen, por ejemplo, en la costa de Cambrils.
La infanta Sofía repite el vestido del desfile del 12 de octubre en Madrid, Día de la Hispanidad
Sofía ha eclipsado a la hermana mayor y princesa, por el detalle capilar y por el vestido que ha escogido para la ocasión. Una iba de Mango, marca catalana, pero la otra había optado por una elección que quizás es casual, pero... ¿qué hay de casual en la relación Corona - Catalunya? La joven ha repetido un diseño de Claudie Pierlot de 285 euros, un "mini vestido blanco de inspiración boho chic", muy hippy, pero pijihippy, claro. Aunque a Carmen Lomana no le gustó nada en su día: es el mismo que llevó el día que se estrenó en un acto oficial el 12 de octubre de 2021. Un desfile militar, sí, el del Día de la Hispanidad. Vaya. Caprichos del azar y del vestuario de Zarzuela. Ha venido por primera vez de forma oficial a Catalunya y a Girona, y resulta que tenía que ser este traje. Porque no somos nada malpensados, que si no diríamos que nos están enviando un mensaje subliminal en clave españolista de forma muy sibilina. Pero no lo haremos, claro.
SOFÍA REPITIENDO EL VESTIDO DEL 12 DE OCTUBRE... EN CATALUNYA
Las jóvenes de la Casa empiezan a asimilar el manual de estilo de la Corona cuando tratan con los rebeldes de las colonias. Aprenden rápido. Tanto como Leonor para memorizar discursos en catalán. Seguro que ya se le ha olvidado, eso sí.