La fugaz visita de la princesa Leonor y su hermana Sofía a GIrona ha sido prolífica en anécdotas y detalles diversos. No está nada mal para su estreno en territorio comanche y en solitario. Primero porque las hijas del rey Felipe y la consorte Letizia sufrieron la primera pitada pública de sus vidas. Un clásico que su padre conoce bien. Las niñas fueron abucheadas por el grupo de antimonárquicos que hacía mucho ruido a las puertas del Museo Dalí en Figueres, un colectivo que a pesar de no ser numeroso estuvo controlado de cerca por una nutrida dotación policial. Los agentes se comportaron de forma mucho más autoritaria con ellos que con el grupito de fans de la Corona reunidos en la misma zona, por cierto. Eso también lo pudieron vivir en primera persona las jóvenes borbonas: la bula real.

Más elementos que han sorprendido de la visita con motivo de la entrega de los premios de la Fundación Princesa de Girona, que curiosa y ya tradicionalmente no se celebrarán allí, sino en Barcelona: el calzado de las adolescentes, haciendo el típico guiño a los usos y costumbres de los nativos: alpargatas. La pequeña de las hermanas, sin embargo, acaparó la atención de la tarde, al presentarse a la cita repitiendo un vestido. Sí, está muy bien reciclar. Pero hacerlo con el modelo que lució en el desfile militar del 12-O, Día de la Hispanidad, durante su debut en la díscola Catalunya, pues da que pensar. Además, las trencitas de tipo étnico que adornaban su cabeza completaban el cuadro. Pero habíamos pasado por alto otro detalle, que se hizo visible durante la visita y a la salida del Museo. Uno preocupante e inquietante y que afecta a la heredera en el trono... y a sus manos.

Leonor y Sofía en Figueres / Foto: GTRES

Los problemas en las manos, una costumbre en la Casa Real española

No hablamos de ningún tipo de manicura ni color de uñas, como pasó con la misma Sofía hace unos días en una salida familiar al teatro, y que parece fue inspirada por una de las ovejas negras de los Borbones, Victoria Federica. Tampoco que la adolescente haya heredado el problema de su padre en aquello relativo a sus extremidades, una costumbre que demuestra ansiedad: la onicofagia, es decir, comerse las uñas y dejar las manos hechas una chapuza. Esta posibilidad podría ser la más plausible, porque hablamos de heridas. Las que presentaba Leonor en una de las manos. Concretamente en dos de sus dedos, donde se aprecian lesiones recientes que todavía no han cicatrizado. Da la impresión que se trataba de quemaduras de algún tipo, y que se está tratando con cremas o pomadas. Pero no sabemos mucho más.

Felipe con las manos ensangrentadas por comerse las uñas / Foto: Casa Real
Felipe con las manos ensangrentadas por comerse las uñas / Foto: Casa Real
Leonor saluda con la mano herida / Foto: GTRES
Leonor saluda con la mano herida / Foto: GTRES

Las lesiones de Leonor en las manos, un secreto para Zarzuela

El hallazgo ha hecho que muchos informadores se dirijan a Zarzuela para interesarse por el motivo de las heridas, pero la respuesta de Casa Real ha sido propia del estilo comunicativo de la institución. Es decir, confusión y silencio. Primero porque han asegurado que desconocían que Leonor hubiera sufrido ningún accidente, ni leve ni grave ni de cualquier tipo. Después de decir esto, han callado. Siempre tan transparentes. Es verdad que la cosa no parece grave, pero desconocen que así se están cargando la afición monárquica, siempre tan preocupada por sus ídolos. Una actitud que demuestra soberbia y acaba derivando el rechazo y desinterés. Ya se arreglarán.

Leonor y Sofía en el Museo Dalí de Figueres / Foto: Europa Press

Leonor con la mano herida en el Museo Dalí de Figueres / Foto: Europa Press

La gran pregunta: ¿dónde ha puesto la mano la princesa, que la tiene de esta manera? ¿Heridas de guerra de su primera incursión en territorio hostil? Ah, misterios. A ver cómo se presenta dentro de unas horas a la gala de los premios en Barcelona. Seguiremos atentos.