La princesa Margarita, la hermana menor de la reina Isabel II, no es recordada por sus habilidades retóricas ni su refinamiento, sino por su vida llena de fiestas con excesos de alcohol, drogas y un sinfín de amantes. Conocida como la "oveja negra" de la Familia Real británica, su vida estuvo llena de momentos tumultuosos y controversias. Uno de los episodios más destacados de su juventud fue su apasionado romance con el aviador Peter Townsend, quien era 14 años mayor que ella, y divorciado. Aunque su amor era innegable, las restricciones legales y religiosas de la época les impidieron casarse, lo que causó un profundo pesar a la princesa y marcó el comienzo de su reputación como una mujer dispuesta a desafiar las convenciones reales.
La princesa Margarita no solo desafió las normas con Peter Townsend, sino que también mantuvo una relación intensa y controversial con el legendario músico Mick Jagger, líder de los Rolling Stones. A pesar de la oposición de la reina Isabel II, Margarita compartió escandalosas fiestas en el Palacio de Kensington con Jagger durante los años 60 y 70, donde el alcohol y las drogas fluían sin restricciones.
A pesar de que Mick Jagger nunca hizo comentarios públicos sobre la naturaleza de su relación con la princesa Margarita, muchos tenían sus sospechas de que podían ser amantes. “Ella lo encontró sexy y excitante", mencionó un miembro del personal del palacio. "Si los hubieras visto riéndose juntos, bailando, la forma en que ella le ponía la mano en la rodilla y se reía de sus historias como una colegiala, habrías pensado que algo estaba pasando”, agregó.
Vida de excesos: fiestas, alcohol y desenfreno
En aquellos años, la vida de Margarita se centraba en la vida social, sus amistades, el consumo de alcohol, el coqueteo y las fiestas, un estilo de vida que guardaba notables similitudes con el de Jagger. Su rutina era bien conocida: se levantaba al mediodía, desayunaba whisky y fumaba cigarrillos, pasaba las noches en clubes hasta altas horas de la madrugada y, al día siguiente, con resaca, la llevaban prácticamente arrastrando a sus compromisos oficiales. "Había fiestas todos los fines de semana. "Ella amaba a los hombres y había un poco de besos y caricias... digamos", mencionó una amiga de la princesa.
El escandaloso episodio de los brownies de hachís
En 1967, una fiesta que reunió a ricos, políticos y celebridades en la mansión de Christopher Gibbs, conocido por su estilo de vida hedonista y su pasión por el arte, se convirtió en un drama inesperado para la Casa Real británica. Durante el evento, se sirvieron brownies elaborados a partir de una receta popular entre los hippies de la época. No obstante, el chef que los preparó decidió duplicar la cantidad de hachís, volviéndolos "muy tóxicos y peligrosos", según uno de los asistentes.
Los efectos de estos brownies se hicieron evidentes de inmediato, y los invitados comenzaron a experimentar una especie de locura después de consumirlos, como recordó uno de los presentes en la fiesta. A raíz de este incidente, se informó a Isabel II que la princesa Margarita había sido trasladada de urgencia al hospital debido a una "grave intoxicación alimentaria". Sin embargo, la noticia se mantuvo fuera del alcance de la prensa, evitando así un escándalo potencialmente devastador para la monarquía.