Uno de los deportes favoritos del republicanismo por estos lares es el de comparar la monarquía española con sus homólogos europeos. Un ejercicio que, generalmente, siempre acaba igual: con goleada, noqueados en el primer asalto, victoria sin bajar del autocar. Aclarémoslo: España 0, el rival que sea, 6. Sin embargo sería demasiado inocente pensar que en aquellos reinos todo son flores y violas, que no hay problemas y que reyes, reinas, príncipes y princesas no son cuestionados, criticados e incluso detestados. Un ejemplo claro es el Reino Unido, donde tienen mucha plancha. Un detalle revelador: desde que muriera Isabel II y ascendiera a la cima su hijo Carlos III, hemos visto protestas, lanzamiento de objetos y diferentes demostraciones de repulsa a la corona, cosa impensable con la reina madre. Pero no hablamos de los royals british en esta ocasión: ponemos rumbo más al norte, hasta Suecia. Hay mal rollo.

La monarquía sueca tiene a Carlos Gustavo y Silvia como máximos representantes. Una pareja real que quedó pasmada durante la visita oficial de Felipe y Letizia en noviembre de 2021, cuando la consorte española sufrió un accidente con su bolso durante una recepción. Letizia se agachó para recoger sus pertenencias, rompiendo cualquier protocolo en estos actos solemnes. Pero vaya, que podrían estar ya vacunados para cualquier tipo de numerito, porque tienen al enemigo en casa, y un episodio realmente vergonzante protagonizado por su hija y heredera, la princesa Victoria. La mujer ha conseguido un hito impensable: que los suecos se suban por las paredes y pongan a la Familia Real a parir. Tienen 100.000 razones para hacerlo. Al cambio europeo, 11.000.

Letizia y Silvia de Suecia / EFE

La princesa Victoria se gastó 11.000€ reformando una casa de muñecas para su hija Estelle

Resulta que el medio Svensk Dam ha recuperado una vieja historia que habla de la curiosa relación de sus royals con el dinero y, más concretamente, el dinero público. Han pasado 6 años, pero cada vez que llegamos a las fechas navideñas, se activa una palanca y pum, ya la tenemos. Vanitatis nos pone sobre la pista para seguir esta historia escandinava: hablamos del regalo que Victoria le hizo a su hija Estelle, de 10 años actualmente. La remodelación de una casa de muñecas ubicada en el palacio de Haga, residencia de la princesa y su marido Daniel desde que se casaron en 2010. La casa en cuestión debe ser muy bonita, aparte de una reliquia familiar desde 1940. Y como le tiene tanto cariño y la madre quería que la niña continuara con la tradición, encargó su reforma. De aquí sale el número arriba mencionado: 100.000 coronas suecas o 11.000€ costó la broma. Un delirio. Y una revuelta popular.

El escándalo de la casa de muñecas que Victoria de Suecia reformó para su hija Estelle / Svensk Dam

La prohibitiva factura la pagaron los de siempre: los súbditos

Quizás han tenido que hacer reformas en su casa, han retocado baños, cocinas, ventanas, etcétera. Pues bien, lo que ustedes tuvieron que desembolsar con todo el dolor del mundo se lo fundió Victoria de Suecia en una maqueta en un abrir y cerrar de ojos . Contrató expertos en la materia que, después de un mes de trabajo, dejaban el juguete a punto para desarrollar la imaginación de Estelle y de su hermano Óscar. El gran enfado, sin embargo, llegó cuando tuvieron que explicar quién pagaba el pato: y sí, la respuesta es la que esperan. Dinero público de la Agencia Sueca de la Propiedad. Las excusas no arreglan el alboroto: dicen que la casita es un monumento estatal y que tiene que ser tratada como patrimonio nacional. Eso es tener jeta y el resto, minucias. Las coronas son perturbadoras, queda claro. 11.000 euros por un juguete infantil. Ea.

La princesa Victoria de Suecia, el príncipe Daniel, y sus hijos Estelle y Óscar / GTRES

Felipe y Letizia calladitos y riendo por lo bajinis. "Ya verás que todavía empataremos", deben pensar en Zarzuela.